lunes, 11 de octubre de 2010


Déjame decirte lo mucho que te quiero
Respira, nervioso para formular sus palabras
-Tengo miedo
Ella se da la vuelta
-¿De qué?
-De no sentir tu presencia, que el cansancio llegue a nosotros y lo mío deje de ser lo tuyo, y lo tuyo mío
-¿Por qué este temor tan repentino?
Tenso, mirándola fijamente a ese brillo de sus ojos, ahora oscuros
Sí, podía sentir su intriga y miedo de que todo acabara
-Cuando duermes, me quedo mirando tu rostro, cada noche sigue igual de seguro y tranquilo. Puede pasar cualquier cosa que, sigues así siempre. Lo amo todo de ti. Incluso cuando tienes pesadillas y te remueves, cuando susurras mi nombre o tu brazo buscando mi pecho. Temo que un día ya no sienta esto y que tus sueños no sean a mi lado.
-Deberán ser a tu lado pues, nunca pensaré algo diferente
Además, quizás el que se canse no sea yo, cada noche observando mis movimientos produce aburrimiento
-Si por mi fuera, moriría en tus brazos.
Eres el amor de mi vida

Una madrugada intranquila convertida en un lugar de serenidad, de amor seguro, de unas  manos enlazadas hasta el amanecer.
De sus pensamientos, casi idénticos e diferentes.
Están ellos ahí
La historia no tiene punto, y tampoco final

No hay comentarios:

Publicar un comentario