sábado, 9 de octubre de 2010

La fragancia de tu aroma se presenta a la orilla de mi alma
Cautivadora, sencilla, audaz, ahí está
Agarro con fuerza los débiles recuerdos
Me palpita la razón
El frío ahora lejano, reseca en las rocas
Toco suavemente y con precisión la arena
Del alrededor de un tiempo perdido
Cada milímetro de los granos minúsculos de arena al caer, reclaman suspiros de anhelación.
Fuerte la rapidez del barullo doloroso
Los rayos reflejazos por la aurora de esperanza aterrizan contra mis ojos
Percibo la voz de la salvación
Aunque no caliente el Sol.
La marea ruge con coraje
Se pierden junto la brisa marina
Piensas en los detalles que dejaste escapar.
Que retraen las olas apegado a su recuerdo.
El tiempo no parará, el orgullo de nuestras rosas marchitas durará cayendo al Infierno de la pureza y verdad.


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