martes, 23 de noviembre de 2010

Así, ella coge el corcel y surca la hierva alejándose de la torre del arrepentimiento.
Se va a lanzar, el vacío no es nada comparado con sus brazos.
El cielo no es azul si él no ve lo señala y le da un beso, no llueve si no le abraza y teme perderla
La dificultad de alejarse le cuesta, choca contra las piedras sabiendo que se hundirá en el fondo donde las burbujas asemejan su respiración
Alguien a partido a la mitad sus trozos de epítetos cargados de pura pasión
Asombra con la lentitud del tiempo,  la corriente arrastra la normalidad y ella congelada en su mente está.
Temeroso, sin voluntad rompe el hielo, ve todo como si nunca lo hubiera visto.
La cara de los instantes perdidos y de su figura esperando en tu portal.
Bajas las escaleras, escuchando la negación  de la continuación
Manejas las agujas del reloj como deseas, por un momento las has parado
Su barullo no molesta, ha llegado la hora.
Ella sabe que él argumenta en blanco.
Sabe, que la nada no la alcanzará ni siquiera corriendo, se ha vuelto fuerte, es la dureza 

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