lunes, 29 de noviembre de 2010

Cierro los ojos, tu imagen viaja atravesando la pared del exterior e mis párpados, inquieta, sobresalgo de la manta, sentada, doliendo partes desconocidas de mi cuerpo, escribo para ti, sin saber que poner, con la certeza de que no lo vas a leer, añozando un abrazo de los tuyos, haciéndome aliada del silencio nocturno
Apoderándome de los sonoros ruidos e cortos frágiles de mi escuchar
Las estrellan brillan sin cesar ocultadas por las espesas nubes
Yo las vigilo, las cuido, las protejo de mis males y secretos
Temo herirlas
El papel es áspero para mi sensibilidad
Los pensamientos han cerrado la ventana
Sin oxígeno alguno, tararean las inolvidables tardes
La almohada tapona cualquier orificio para que puedan ceder en la mente herida
Si esto es locura, mayormente los enamorados somos desenfrenados que van a miles de kilómetros más adelante de la velocidad correcta
Que caerán en el vacío o abrirán la puerta trasera a tiempo.
Aunque el tiempo sea tu peor enemigo, rápido en su compañía
Lento en su ausencia 

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