miércoles, 17 de noviembre de 2010

El corazón bombea sin control, lleno de adrenalina.
Un caballero ha iluminado esos destellos de luz que parpadeaban sin que esa dama lo viera.
Abrió la tapadera de su escondite, estaba herida.
Recoge sus vendas y por el rocoso suelo camina, pensando, sin pensar, llorando, riendo.
Nuestros impulsos sufrirán chascos que será como un golpe en el costado, y cuando suceda, no cojas rabietas, solo aspira levanta los ojos negros y muestra esa sonrisa especial . Porque lo es, si la miramos bien, cada uno tiene una sin igual. 

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