jueves, 25 de noviembre de 2010

El tiempo se para cuando la gloria no llegaste a alcanzar
La velocidad de los minutos al verle pasar se acelera de manera inesperada
Un momento bastó para que su cargamento se derrumbara
Caja a caja lo forzó de rodillas
Ella seguía radiante, tan esbelta e  audaz como la imaginó
Como la echaba de menos
Él sabía que las horas sin ella pasaban en silencio
Sin nada que objetar.
Sin ninguna motivación
Ahora a vuelto a ver ese cielo que le iluminaba al abrir los ojos
A visto relucir sus pestañas que tanto él había besado.
La vida es así, tenemos lo que ansiamos y nos acostumbramos a este juego
Y lo siguiente, es perder, cerramos el puño con miedo a la lejanía  pero nos lo arrebatan sin permiso, de manera automática, programada.
Y tenemos que seguir, echando de menos, resaltando una cara oscura y falsa para la felicidad de los demás.
Ya que la nuestra anda suelta por ahí 
Deseando poco a poco encontrar pistas y volver a ser lo que eramos.
Pero de los deseos no se vive
Debemos buscar a pesar de pensar lo contrario.
Debemos elegir quienes somos y a que nos enfrentamos cuando entregamos el corazón
No habrá vuelta atrás, equivocándonos o no, no seremos los mismos.
Seremos las punzadas que recibiremos 



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