domingo, 28 de noviembre de 2010

Escucho el sonido de las teclas del piano, suaves e melosas, cargadas de pesares y que se esfuman como el viento soplado.
Siento las gotas del rocío al tocar el agua, su magistral forma desvanecerse en la calma 
Veo tu marcha, sin mirar atrás, la sombra de que algún día llegaste a estar se aleja en el horizonte, contemplando el atardecer, donde el sol se alumbra por última vez, como lo hiciste tú
Y alzo las manos, la ventisca me arrastra, siento la ligereza de haber sabido volar
Noto, que a pesar de cada mal regalado, de los hechos sin querer, de las lágrimas secas y cotidianas que salían cada día al cerrar la puerta,hoy, me voy, como nunca hice, me evaporo con las esperanzas, transporto los sueños a una caja que pueda abrir cuando esté preparada, cuando tome la decisión de seguir un camino extraño, que no conozca
Todo esto, lo más alumbrante , es la sonrisa que me acompaña
El torcer de mis labios que tanto ansiaste
Porque no soy feliz, porque no estoy deslucida
Solo estoy en pausa, en un lugar desconocido, donde me puedo abrazar y sentir el roce de los pétalos caídos.
Donde soy una rosa cortada en una maceta lista para crecer 

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