lunes, 13 de diciembre de 2010

En un abrir y cerrar de ojos, se distorsiona
La flamante luz va desapareciendo
Lo tierno se oscurece, la piedra se hace cálida a tu tacto y fría a tu espalda
Enternecen las sombras cuando pasas, solo eres un desolado pasajero
Las puertas se cierran al sonido de tus heridas pulsaciones
Acuestas tu alma en una cama con sábanas apoyadas por cuchillas
Y la noche te hace invisible
Y el día te hace ilusionarte de inmediato y callar repentinamente
Las gotas de tus ojos se asemejan a la lluvia, no hace falta paraguas 
Estás empapado de insatisfacción
La salida se ha llevado la llave, y tienes que encontrarla
La entrada solo te indica el laberinto para perderse en un mundo de ciegos
Entre la calma, la turbación de su vida, de como le irá, te recorre de pies a cabeza
Cuando lloras, sabes que está en otro lugar, con otros planes, con otras risas burlonas acabadas 
en un leve y apasionado beso.
Te levantas, tus miembros tiemblan del olvido que has conseguido en ellos, tu mente astuta se aguarda a después
Caes por las escaleras del hogar pisado junto a sus pasos
Aterras oírlos de nuevo, que quiera saber de ti y sedas sin compasión
Solo escoges huir, oyes extraños ruidos, se aparecen sombras intangibles a lo lejos, quieres desaparecer entre el barullo y la música apresada 
Y el destino te espera, tus cargas se van contigo, pero desfallecerán como cajas acompañadas de polvo. Solo se sabe definir con una frase que ahora es tu fortuna cuando eras pobre en alegría.
Empezar de cero





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