jueves, 2 de diciembre de 2010

¡Qué ingenuo es el corazón!
¡Cree tener un hogar en brazos que más tarde se llevan la tormenta!
Es tan rico en la pobreza...
Tan superficial con su orgullo en recuerdos...
Anda más adelantado que el por venir nuestro
¿Lo atamos?
No...él solo se desata a escondidas, juega al escondite perseguido por la realidad
Para después morir, morir ahogado en lágrimas, morir de euforia insistente e sin existir
Nos ayuda a tocar el cielo, para hacernos bajar de un sordo bofetón
¡Ay de mí, de ti, de nosotros!
¡Ay esa pieza clave para vivir, ese dilema, ese rompecabezas, ese malévolo y enamoradizo corazón!

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