jueves, 16 de diciembre de 2010

Te sientas en esa pequeña azotea verde
Acuestas tu cabeza en el regazo cansino
Y miras más allá de esas casas desgastadas por el tiempo
Te surge una pregunta dudosa, ¿qué hago aquí?
Miras ahora hacia arriba, a lo más alto, a donde van los enamorados por momentos, a donde fuiste una vez
Y te respondes a la cuestión
Un día, estarás en otro lugar, sentado, mirando a la lejanía, y la pregunta surgirá de nuevo, y es que,  un día te irás, depositarás las maletas pasajeras que algunos recojan y no soltarán y tú, sin darte cuenta ya te habrás ido.
Subirás a la nave llamada viajar con su seguida aliada explorar.
Y cuando la vejez te abunde, te pese de dolor, sin tener sesenta años todo se cuelgue en tus hombros, te darás cuenta del paraíso que obtenemos con esa trampa trasera.
Lamentarás miles de cosas, situaciones, pérdidas, sin tiempo a remediar
Agradecerás tus posibilidades de haber reído, de haberte enamorado, de que te hallan perdonado
Pero habrá algo mucho más inquietante
Cuando los párpados sin esfuerzo se apaguen, guardas un único secreto
La respuesta a tu pregunta, querido viajero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario