domingo, 2 de enero de 2011

Entonces, mi prenda será rasgada y olvidada en aquel baúl
Los desafíos temerosos como cada madrugada al preparar están en la azotea como estrellas fugaces
Y esta vez, la decisión tan grande que conllevarás será asimilar lo que desea tu cabeza, lo contrario al corazón, la ignorancia al capricho, la prohibición de lo magnífico.
Porque una vez más, tus alas se despejan en un cielo delicado
Puede empezar cualquier letargo, que como ángel nunca voy a estar, como un barco hundido aprendí a esquivar
No lo va a negar, esta chica la soledad del continuo amor la va a acompañar, con una botella de fracasos para emborracharse de lo que queda por llegar
Así que, de espaldas al romance no se oirá ni un ruido
Si alguien me a de amar, debe de ser el chico que yo esperé en una casa de muñecas
Sino, las curas me asegurarán de lo correcto 

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