Las manecillas del reloj han colapsado el tren de salida.
En aquel banco de la estación queda toda ella derramada en lágrimas
Llegó antes de tiempo, sin predecir, a volandas de sentimientos.
Pero ocurrió lo más esperado tras una victoria fallida, el cansancio
Y ella, no puede combatir contra una pared, contra los nuevos bloques de emociones que no le corresponden.
Él, ha subido al vagón despidiendo algo que pudo ser historia, un cuento inacabado
Le pidió que se quedara, y ella, amándolo, se sentó escuchando la voz del megáfono.
Se le taponaron los oídos por un momento, no notó los segundos que fueron, pero vio claridad a la salida del centro, no había nadie allí, nadie que destacase, pero sí un sol espléndido, una fe lejana, un amor puede, quizás espacio.
Pero sea lo que sea, brilla hasta de manera más reluciente, distinta a la anterior.
¿Será un camino o la continuación del mismo?
Opta por lo segundo, has nacido con uno en concreto, donde el amor crece y madura, donde caerás y te harás heridas, donde soñarás y te ilusionarás como una cría, y, donde asegurarás que te vas a enamorar.
Fue una pausa, nada que exaltase.
Aunque, para ella fue exuberante, más seguro, sobrecogedor.
¿El qué? El dominio del descontrolado corazón.
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