No quisimos parar
El ruido del coraje abrió la puerta de la realidad convertida en crueldad
Los ojos se cerraron y los actos se dejaron llevar.
Fue en un solo momento cuando aquellos ojos voluminosos que un día admiré cayeron.
Fue un instante donde, te tragaste las penas y dejaste que el destino siguiera su curso.
Nunca quise acariciar tu cara de aquella manera, con esa violencia necesitada para ti
Tu boca cerró los acuerdos con la verdad para callarte tras el sudor del ruego de tu voluntad.
El amor que un día rocé abrazada a los sueños con tus palabras son vagos peldaños de la escalera formada contra mi forma de ser.
Contra aquellas frases para hacerte ver que la vida es pequeña y caerse en un charco muy grande es hundir una oportunidad, la de vivir.
Odié ver tu pulsación acelerada por miedo, odié ver tus labios pegados y los gritos a tus oídos reclamándote justicia.
Odié que lo nuestro se convirtiera en una enemistad llena de cariño.
Por eso no olvidaré que tras tu vendaval de errores, aprendiste golpe tras golpe a abrir un ojo a lo que pudiste hacer.
La lluvia esta vez, tapará tus lágrimas.
La sangré resurgirá y tú, tendrás que cambiar.
Mientras tanto, tras mi vuelta en aquel suelo mugriento dejándote atrás, comenzaré a imaginar que esto sirvió para algo.
Que tras la penuria no querida por los dos, hallamos dado un paso hacia delante.
Hallas sobrepasado un abismo que tú, lleno de moretones, sepas afrontar.
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