martes, 1 de marzo de 2011

Se aprieta los cordones de las zapatillas antes de salir, baja corriendo después de una semana ajetreada.
Al saltar el último escalón de las escaleras, abre su portal, mira a todos lados, ha salido justo a tiempo
Coge su Ipod Touch, empieza a caminar con ritmo, media cantando como si estuviera loca.
La miran al pasar, ella sonríe.
Se dice: "Fijo que piensan que he quedado con el chico que me hace sentir en las nubes, o no, mejor, que estoy enamorada, en fin, se equivocan"
Sigue igual, queda una hora para ver a sus amigas, y de repente, alza las manos y canta aún más alto.
Ella se ha escapado del dolor un rato, le ha pedido permiso, su corazón lo pedía a gritos.
Su príncipe azul, ese tan encantador, se ha vuelto negro.
Y ella, el dulce cisne, en la laguna con la fría impotencia se quedó.
Por eso hoy es el primer día que ya no sale con él, el primer día que de verdad le está olvidando.
Antes, lo amaba con locura.
Ahora, lo ama más allá de la música, enterrado en las notas musicales, donde ha de quedarse para siempre. Hasta que sus canciones tengan otro significado u otros brazos donde tratarlas.
Mañana, ella amanecerá con un dolor de cabeza y un par de lágrimas típicas del " te voy a olvidar, pero te amo".
Y dentro de unos días, volverá a salir, y seguro que lo verá, y ahí, pase lo que pase, con la cabeza alta tartamudeará esa canción que un día le dedicó, y esta vez, sin  frecuencias dañinas.
Con una flecha clavada en el corazón, con otro pensamiento, con una historia que le marcó para seguir adelante.
Siendo fuerte como le prometió a él estando en el suelo de las puñaladas, en un pensamiento restante,
en el olvido donde tú te vas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario