viernes, 4 de marzo de 2011

Tambaleas en el aire
Corres apresurado a mar abierto
Sientes la tierra derrumbarse, que cada gramo de tu vida va contrarreloj
No reaccionas, contemplas la lluvia como simples gotas y no como una parte más de la vida de una preciosa rosa que puede que te regalen algún día.
Tirarse a la piscina de "hoy es un nuevo día, rehago lo que me arrebataron" te parece pecado.
Nadie te replica que eso es mentira, que si saliste herido en una batalla y no muerto es porque alguna vez has de ganar de esas caídas al piso.
Lo infinito de la belleza aguarda en la opinión interior.
Si ves surcar un barco hacia un nuevo destino donde no habitas, donde no aseguran el viaje de vuelta, no lo cojas, no esperes sentado en una fría roca.
Lo más perfecto de todo esto, no son las ganas de vivir cuando te lo han quitado todo o lo que más te importaba, sino más bien...el arrastre que consigues para seguir adelante.
Es señal de que estamos vivos, de que a pesar de esos dolores que se sufren como en la muerte, caminamos con fuerza en las piernas. 

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