martes, 12 de abril de 2011

La ceguedad con la que vivió, taponó una posibilidad de ver la vida de la misma manera pero lejos de donde sale.
Es posible que una aventura interpretada en amor fue el engaño de que no continuara animándolo a impulsarse.
Ya no puede negar la realidad con la que ha de convivir.
Con la que, asimila y endurece para no llorar.
Como todo en esta vida, de alguien te vas a enamorar y de alguien creerás que será eterno.
Pero la eternidad es un desafío, y a veces la valentía de ello te pierde por completo.
Y si te pierdes ni la más sincera oportunidad de querer acariciará tus labios ni te agarrará la mano.
Andar con pies de plomo es una opción que se te pasa por la cabeza, ignorar lo sentido lo preferimos en la oscuridad de la noche, pero, nunca llegamos a concienciarnos en todo el alrededor que te a visto morir y reír de otra manera.
Y cuando uno se da cuenta, del plomazo y del dolor de cabeza, renace de sus cenizas que colgaba.
Busca una libertad con salida, una efectiva y una con ese camino de piedras que ha de crear.
Detrás de cada enlace con las personas, un defecto, una mentira, un amor... estropeará lo que se construye con ímpetu.
Con ese rompimiento, nacemos de nuevo con más experiencia. Quedarse en la parada solo será ver autobuses sin espacio para ti.
Es duro asumir lo que está escrito, es duro amar al pasado y es duro comenzar a querer. 
Y al probar, te parecerá suave, sin el mismo entusiasmo, aunque claro, el tiempo hace de las suyas y sin darte cuenta borra tu filosofía y la transforma en recuerdos desde el día que volviste a abrir los ojos.
De la vez que te diste cuenta sin sentir ese abatimiento en el alma.
De la vez que olvidaste esos tormentos y no les diste importancia. 
Todo se consigue no con el tiempo, sino retándolo estando junto a él.







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