La lucha quiebra tu propia voz.
Llegó el momento de tirar la moneda al riachuelo, con esfuerzo y sonrisas enmendar el camino.
Palabras que van, besos que vienen.
Pasiones que surgen, amores que te cautivan.
Y ante todo eso, se sienta y saluda con la mano.
¿Para? Nada, solamente tiene una idea muy clara.
Él merece ser amado, ella merece ser amada.
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