lunes, 25 de abril de 2011

Quisiera ser el martillo que rompe tu pared, ese que derrumba las alucinaciones y te hace ver.
Si pudiera callar las penas, besaría esa ropa que dejaste olvidada en mi armario, pero, eso no sería continuar.
Camino sin cerrar los ojos para esquivar tu imagen.
Reservo mis dotes, mis dolores, mis fantasías, para ese quien las quiera escuchar.
Y es que, cada día que hablo sin parar, que escuchan mi voz, tú en mi corazón huyes con el viento.
Para una mañana, hacer la cama y caminar entreabriendo las pestañas y ver tu silueta borrosa .
Tu indecisión apagada como el humo y ese amor  con ilusión  por marchar a una nueva frontera.

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