viernes, 27 de mayo de 2011

Como pétalos cayendo, se elevan con la ligereza de las hojas al impulsar
Como dos luciérnagas perdidas sin luz, iluminan el ciego camino de atrás
Como el rocío de los tallos marchitos, renacen con suavidad, con las súplicas hartas de divulgar
Sin necesidad de dirigirse a lugares exóticos, con cosas extravagantes, con prendas para el amor
Si alguien va a amarles, no serán los de las  ilusiones de la mente
Si van a amar, será a la frontera, espalda con espalda, a la mar con infinitos deseos que van a alcanzar
Y si las vendas de aquellos que cerraron puertas sin maldad se destapan, verán las miles de palabras en el filo de la puerta, sus felicidades posadas como gatos en las ventanas, y su persona lejos de aquel vendaval
Con pasos precisos, dan inciertos
Con seguridad, tiemblan en segundos inevitables
Con el corazón esperanzado y medio roto, continúan sin parar
Sin volver la vista atrás para contemplar, a no poder evitar llorar
A cultivar, el silencio con sonidos de sollozos


Pasado marchado, presente indeciso, futuro sin jugada, con el enemigo de frente
Ellos

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