domingo, 22 de mayo de 2011

El mar interrumpe el sonido del viento
Hay ruido en el silencio
Mis pasos no se oyen en la espesa arena
No hay fantasmas de caras que tuve entre mis manos
Las palabras sobran ante mis ojos suplicantes
Suplicantes de...¿ penuria, felicidad, nada?
Reina la soledad que no comparto, reina la nada que sentí
La cabeza ondeada al Este, puede que a la ciudad donde las personas de mi alma transcurren con sus problemas en mente y los sentimientos en sus cuerpos
No importa en ese momento ni el egoísmo en mí
Las pupilas se adaptan a la oscuridad
La voz se entrecorta con la corriente 
Y la sonrisa, mi sonrisa, enternece hasta a la luna puesta en mi espalda, ignorándola
La naturaleza a lo mejor, se ha enamorado de mí
No hay motivo del cual presumir, ni decir el por qué
Solamente con las palabras que susurró mi garganta bastó


-Ni tú, ni yo, ni los demás, ni la espuma que navega en el aire podrán arrebatarme la dicha
Si de tantas caídas te cansas, prefiere ello que no caer y vivir mentiras en un camino seguro al olvido
Al olvido de hasta tu misma falsedad
Aloja seguridad cuando no sea el momento, prepárate para arrancar los frenos en las locuras, en las responsabilidades, en la libertad que te ha sido obsequiada
Vuela por tu onda


Las huellas húmedas en la orilla desaparecen
El pelo se revuelve sin remedio
Tu persona no entiende que hace ahí, y por ello es feliz, por ello, aún le queda por luchar venciendo la derrota.

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