Le cogiste de la mano, la arrastraste a tu adorable aposento.
La besaste como si del mundo lloviera el placer, como si resurgiera la ternura
Descubriste su nitidez en la piel, y su carne en tus labios.
Asombraste a la vida con la que convive, la enamoraste sin trampas, tan solo, una sonrisa con un guiño de ojos.
Con la mezcla de dos y el amor fundido en uno.
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