miércoles, 11 de mayo de 2011

Y en ese momento, te das cuenta de que te queda algo por decir, que esa persona ya lo dijo todo.
En ese momento, lo bonito se ha desgastado y la salvación queda en esa sonrisa que te dedicaba para iluminar tu rostro y corazón.
Cuando se fue, me dijo que volvería, el sufrimiento se prolongaba minutos atrás, hasta que se daba la vuelta y decía algo que alumbraba más de una ilusión.
Dime pues, ahora que te has ido.
Un motivo para confiar en la esperanza, una pregunta con una respuesta por el aire sin esperar.
En ese instante, la certeza de lo que creías, se pierde.
Se pierde para mañana brotar con una cicatriz.
Y así ser objeto de la dureza herida, del amor inacabado, de la incredulidad que te dejó en las manos.
Sin más, sales a continuar, sales a respirar, sales a olvidar con esa medicina que termina a la medianoche.
Hasta que sus rizos aparecen, su cuerpo alrededor tuyo, y esas palabras que se clavan en la colcha.
"Para siempre"

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