viernes, 22 de julio de 2011

¡Amor!

Salón deshabitado
Paredes sucias, repletas de instantes
Ningún sonido interrumpe la paz del aposento, tan sólo, las viejas notas del piano que un día decoró la habitación
Quizás quien surcaba este salón, reposa sus recuerdos , lejos de los tonos oscuros del café caído en el suelo.
Las sillas ya desgastadas, aún aguardan la calidez de aquellas conversaciones sonoras.
Pero, no hay rasgo de esa chispa que sientes al entrar en un lugar
Tal vez el señor u señora de este hogar, dejó de amar su vida años atrás.
Es extraño, pues, cuando comienzas a amar, no puedes olvidar el método
Como la primera vez que lloras, que haces el amor, que ríes.
Puedes esquivar con miles de razones lo que un día llegó, pero, como el respirar, nada se para, ni el tiempo es considerable en ello.
Tras echar un vistazo a la pequeña casa vacía, no de muebles, sino de ilusiones pasadas, de un amor sincero que bajaba por las escaleras, me marcho.
Siento dolor no por el romper de un corazón, sino por el vacío que debió ocupar un alma viva.
Al amar, no pararás, y hay dos caminos que el destino te dota sin necesitarlo.
El primer amor que tras su rompecabezas, lo entiendes.
Y las pasiones ocultas que pueden llegar a ser las medicinas para las heridas que guardas sin querer verlas.
Y así, no es que renazca tu alma, es que obtienes más experiencia. Más la mucha que te queda.
El pausar de una emoción que vivía, puede tener cientas escusas, pero solo una calla mentes.
La de, la rendición por una lucha ciega, al no ver el brazo que te agarra para ser feliz o, con la misma esperanza, remover el amor y sentirlo aún mejor.

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