lunes, 18 de julio de 2011

Y llegado un momento, poder susurrar que la puerta de mi corazón se entreabrió a la esperanza
Poder tocar el cielo sin la necesidad de ver tu cara y amar
Atrapar nuevos sueños y quemar promesas
Cerrar el baúl de los engaños y por una vez, realizar una realidad
Admitir que fuiste mío, que nos perdimos, que te alejaste y yo me acerqué en vano, que se marchitó lo que yo quería
Que eres diferente, que cambié
El fuego apagado es arrastrado por la marea, poder llegar a verlo, intentar despedirlo con la mano al aire. Sabiendo que te amé.
Y, que al llegar el día, pronunciar que ya no te puedo olvidar, que ya lo logré.
Que al verte, pueda sonreír sin miles de sentimientos ocultos. Sin los cosquilleos de una sola mirada.
Charlando con tranquilidad, dejando a un lado aquel desgastado cuento de hadas
Lanzar las cenizas que no recogiste, sin necesidad del amor, decir que yo también lo conseguí
Que ya no eres para mí,
 que en mis sueños nuestra historia en un libro que se hará viejo se quedó
Así todo terminó y zarpamos sin maldiciones del que pudo ser, del extraño comenzó.
Aunque mi velero espera el tuyo para un incierto y feliz rumbo.
Añoro tus labios, imploro fijarme en ti y decirle a tu amor un no rotundo



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