lunes, 8 de agosto de 2011

Allá fuera donde las palabras sobran, donde las miradas acaparan
Un joven muchacho, de ojos nobles, observa su alrededor con sencilla timidez
Supuse que su mundo era demasiado pequeño, que la realidad se comía la perplejidad que figuraba
Sus manos posadas en las rodillas, tensas, me señalaron sin que él quisiese.
Tal vez estaba programado por el traidor destino o, quizás, dos opuestos caminos se encontraron y así fue uno solo e igual.
No sé si la vida regala o te pone a prueba con la felicidad.
Tampoco sé, si el amor existe en la cabeza para lo demás, si aparte de alegría, tiene un sentido mayor para proclamar.
En cuanto a su manera de articular y decir, el silencio lo tapa con un gran cristal.
Algo me dice que lo rompa, alguien, él, me llama
Las dudas en los intentos no sirven, los besos sin sentido se vuelven absurdos, la verdad está por encima de la mentira, los cobardes se harán valientes ante el león, ante el rugido de la vida...
Y tú, nobleza novata...tan solo déjate llevar por la música de los instantes
Cautiva un alma y, tírate al abismo que te hará flotar
Se levantó, me volvió a mirar, supe que me había elegido a mí.
 Sin más, pronuncié un adiós que se convertirá en hasta luego e, iré a conducirle a pasos de significados certeros, a caricias con momentos, a un amor que fugaz o eterno, se escucha en la distancia.
En un sol cubierto, en las olas del suelto mar

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