Nunca pensé, que ibas a ser tú el ritmo de mi taquicardia 
Tampoco que esto, sería tan simple en la dificultad 
Tal extremo he tomado, que sigo mi propio camino, pero lo deseo de tu mano
Me acostumbré a perder, a ganar, a llorar, a reír, pero, también a ti
No es una costumbre cualquiera, es una cálida que al echarle agua, sigue hirviendo.
Siempre temí, el depender de una persona, y al tiempo, supe que era remediable
Pero, llega un momento en el que te das cuenta, que no dependes, pero resistes.
Resistes sin ese calor que te abriga de la inseguridad, de los celos, del miedo al amor
¿Por qué? ¿Qué sabré?
Puede ser, que el amor te hace tan débil y tan fuerte a la vez. Tan maravillado y tan hundido sin el qué temer.
Porque caerás 
Y ese impulso al vacío, ese que te espera al final del túnel, lo necesitarás
Nunca imaginé que mis deseos se convertirían en realidad, el caer enamorada, perdida y defectuosa, pero amando igual. Y así fue.
Aquí me ubico, con sus palabras, esperando una vuelta triunfal.
La misma de siempre, pero solo una más, y ya está, ya no se irá.
Mis alas vuelan, y yo me quedo en tierra. En tierra con pasos de plomo, saltando y cayendo cuando hay que caer.
Porque él, cuando respira yo suspiro, cuando duerme yo observo, cuando le sueño él despierta.
Nada se perderá en vano, no hay premio. No hay trofeo. No hace falta
Un día, te das cuenta que la mayor felicidad, la tienen las alegrías que te dan, los esfuerzos que al tiempo se cultivan, el mirarse y dejar cualquier pasado atrás. Siendo tú. Tú mismo.
Ah, y ese amor que te capturó la piel, ese que con tan solo un beso, un movimiento de su cuerpo, un principio sin mirar el final, porque Dios sabrá, no te hace feliz, te convierte en alguien que estira los brazos y no teme al cielo. Ni a los que bajan de él.