martes, 29 de noviembre de 2011

Qué fácil eran aquellos momentos donde el para siempre era una forma de seguridad
Que lo imposible iba más allá y lo perfecto no existía.
Aún recuerdo tu fuego. Aquel fuego que hacía arder 
Estuviste cuando menos lo necesité y también al revés.
Hasta que apareció.
El trazo de la vida, de repente, propuso nuevos horizontes
Y esa sonrisa que me hizo feliz, se esfumó entre las llamas
Imagino quién serás ahora, intento la página pasar como aquella historia narrada que una vez te conseguí contar.
Pero lo que nunca dejaré atrás...es el pequeño corazón con el cuál te hiciste grande.
Seas como seas, taches mis instantes, intenciones y mi vida. 
Gravado el nombre de los esperanzadores sueños en las derrotas, ha de descansar.
El metal es frío, pero el calor de las cicatricen que cursarán el cuerpo, lo harán mío de nuevo.
Como tu mano tendida en la noche, como ese lazo infranqueable que con tiempo se deshizo de manera inevitable.


Estés donde estés, iré contigo. Sin emociones, sin sentimientos, solo como deseos perdidos.
Como los tuyos que supe con la dura mirada, que los tiraste al vacío



2 comentarios:

  1. es genial me encanta, un besazo destre un blog con pensamiento propio: http://bizarreworldinmylife.blogspot.com/

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