martes, 22 de noviembre de 2011

Supe con determinación, que al verte ya de por sí serías una droga, una adicción
Nunca quise evitarte,  hablarte, olvidarte, amarte.
Ni siquiera, me planteé que era el amor.
Hasta que los colores de mi vida se pasaron a gris. Tu sonrisa al blanco de la luz y tus llantos al negro, ese negro sucio más denso que la oscuridad.
Corro sin huir, pero sigo corriendo
Porque si me paro, querré tenerte cerca al estar lejos.
Y si mis piernas no se cansan, tú volarás
Porque tú me viste y lo supiste.
Lo quisiste todo y no tuviste nada, subrayaste mi nombre y el tuyo lo taché.
Que inmenso el orgullo, que bonito el amor
Pero tu respiración la noto cerca, más de lo que imaginé.
Tu cabeza apoyada en mi hombro, sin acercarse a los labios que besamos mutuamente una vez.
Y sigues estando aquí, es por algo, sobrepasas los latidos, te acercas a la divinidad
Amémonos, pero hagamos de esto un resplandor sin necesidad de ser fugaz
Añorando lo que no dimos, enseñándonos a esperar ese lazo único y esencial
¿Cual? Tu boca. La mía. Un beso. Una marca. Un sin final esperándolo.
Callándonos. Derrotando al amor.Creando una conexión tan alta como al mediodía está el sol





No hay comentarios:

Publicar un comentario