Echo de menos esos abrazos que aseguran al corazón.
Ese sentir sin engaños, sin trampas, sin verdades no dichas, puro amor.
Un amanecer que empieza en tu sonrisa y acaba en tus dedos
Un atardecer jamás pronunciado
Unos labios seguros, luchadores, caídos en batallas con el valor de no tener nada y querer tenerlo todo.
Asegurar, que en mi ausencia, sigues abrazado a mi cuerpo. En silencio, sin temores que sobresalgan ni causas para hablar
Solo escuchar, observar, amar con una mirada sedienta de ti.
Cavando en tu interior y cultivando tu persona. Tocando la piel que reanima el vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario