sábado, 5 de mayo de 2012

Y, pienso.
Veo la marejada azulina que en sueños besaba sin realidad todos los días
Padecía con esa canela derramada en cuerpo que aún incluso siento.
Y, pienso.
La vida tan hermosa e ingenua, que sin motivos se vuelve engañosa
Ella, sólo ella reparte las verdades de forma sabia y por ello no hay recriminación que valga
Si se va, no respiras, no amas, no hay nada.
Y, pienso.
Diminuta la hormiga qué, como yo, cree comerse el mundo pero le pisa algo mayor.
Enorme la ilusión de encajar en algún mueble como cajón.
Entre multitudes absortas en modas, en tonterías que llaman grandes problemas, paso descuidada pensando que si con alguno me choco, la tecnología de su bolsillo vibrará y adiós al contacto social. Al perdón típico, a la molestia de al menos mirar.
Y, pienso.
Qué viejos nos hacemos luchando por ser jóvenes
Qué inquietud la del enamorado con el corazón roto buscando la naranja partida que encaje con su vida
Y qué desdicha la de ese que aunque busque, sea ciego y sordo sin padecerlo no vea.
Pues, claro está que el amor solo llegará  cuando creas que la felicidad va más allá de él.
Y, pienso.
Siendo temerosa en entregar de mí cosas, admitiendo que admiro las artes con su tema más aclamado en todos los siglos pero que a la hora de obtenerlo, huyo.
El amor.
De hierro me formo, quitando paredes me encuentro.
Y, pienso.
Pensar tanto nos vuelve locos, ¿pero dónde habita la cordura?
Entre olas y olas, ¿ dónde la brisa marina fuertemente flota?
¿Por qué me pregunto estas preguntas?
Y, pienso.
Algo eterno es algo único entre fantasías. Algo realista puede ser para siempre con sus agonías y alegrías.
Y, pienso, actuando.
La inocencia de aquel que se crea inocente, es claramente culpable
Y el enamorado que sin amor proclama, lograr sueños logra, cumplirlos es el ejemplo del besar labios sin boca...
Y, pienso.
Qué largo es el destino, qué largo se me ha echo el texto.
No se necesita el nombre que una sonrisa impacta, sea en foto, sea en la calle, sea mañana.
Lo que influye en uno, diga lo que se diga, es el nombre del verdadero hombre.
Y, a todo esto...¿ dónde he dejado yo mi nombre?
Ahí está la cosa, vivimos buscando, y conseguimos luchando.
Para que la felicidad nos dote de satisfacción
Momentos incómodos viviremos, recuerdos nos torturarán
Pero, quién sepa resistir y ponerse a pensar...
Por buen camino va.
 Y, por último, pienso. Vuelvo a pensar.





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