jueves, 19 de julio de 2012

Ella no le teme a la oscuridad

Un día, una mañana, despertó
Mientras caminaba hacia el baño, desde lejos pudo ver su rostro en el sucio espejo
Se fijó en que aquellos ojos, seguían marrones tras tantos llantos, tras tantas miradas caídas por pesares, tras tantas miradas fijadas hacia el suelo porque el corazón iba más rápido y la vergüenza se apoderaba de la situación...
Observó sus labios, tras tantos golpes sin querer, tras alguno queriendo, observó algunas yagas por el calor, otras por mordeduras de pasión, de nervios, de presión...
Pudo observar la calidez que desprende el ritmo de su corazón en su boca, palpitando junto aquellos que la rozaron...
Y, se dio cuenta de que hacía tiempo que nadie la llamaba temprano y le decía, "buenos días, ¿sabes que me he despertado y lo primero que he echo es recordar la tarde de ayer?"
Y tras esa pregunta, que ella sonriera y dijera "ah ¿sí?"
Hace tanto tiempo que no le responden: "sí, te quiero nena"
Situaciones cotidianas, demasiado normales pero, muy especiales.
Así que tras arreglarse algo, incluso antes de desayunar, decide mirarse, examinarse y, decirse todo lo que piensa, añadiendo, lo preciosa que está hoy.
Porque pase lo que pase, aunque una historia nos enamore y no dure, aunque hayan abrazos que creamos eternos y un día olvidemos, aunque hayan amistades que dieron todo por ti y cuando más lo necesitaste, no dieron nada, fuiste especial. Y, para ti mismo, debes serlo siempre.

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