sábado, 16 de febrero de 2013

¿A dónde irán los amores olvidados?
Esos que tras su tormenta, se atragantan con un resplandeciente sol.
Todo ocurre en un segundo y tras haberlo pasado, lo que era similar a lo que creías, ha cambiado.
El problema de la sociedad, es que nos hacemos una idea de algo sin saber que, los sentimientos junto con las personas evolucionan. 
Creemos en algo eterno, cuando la eternidad es una palabra para enamorados poco realistas.
Cada día es una aventura.
Cada día navegamos y surcamos nuevas curiosidades, luchamos contra recuerdos y rescatamos nuestra forma de reír.
Quien se pierde, olvida que por donde vino, no se puede perder.
Los amores y las amistades suelen condicionar nuestra forma de ver.
¿Y sabéis por qué?
Cuando lo tenemos todo, la envidia acorrala a aquel cuerpo que carezca de valores morales, y si ese cuerpo forma parte de nuestro ser, el dolor es inevitable.
Y, la envidia se representa en múltiples caras. 
Los de verdad, te mantendrán, los falsos, te hundirán, y los de paso, te confundirán.
Lo hermoso de todo esto, es que no lo es. Y nosotros mismos, buscamos una forma de ver el bien, la esperanza, la fe.
Dicen que en estos tiempos el ser humano está apagado, pero desde la oscuridad, seguimos buscando un rayo de luz.
No hay nada perdido, ni siquiera la consideración.

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