lunes, 15 de abril de 2013

Ella padece el síndrome de la ceguedad
No aquella donde la oscuridad habita sus ojos
Sino la que  nubla su corazón
Matándose por un furtivo y loco amor, perdió el juego quedándose sin dados
Temblando, perdió tanto que, se sostiene a lo que le queda 
Y lo que le queda, son otras manos que la mantienen
Ella no lo entiende.
No entiende el motivo del por qué todo error la entierra en el mismo sitio
En el momento que más precisó de forma desgraciada
Con ello, ella no ve ni esto, ni eso, ni aquello.
Hablando en neutro, sin género.
Pues, sin palabras se quedó la boca de tanto besar.
De tanto degustar sin tener un sentimiento por el cual valiera la pena luchar.
Así, es preciso decir, que comenzando de cero, teme no volver a ser feliz.
Y tú, entre el gentío, donde ella no alcanzar a divisar nada, estás.
Como un amante furtivo que se quedó con ansias
Como aquel que quiere tocar más de lo que pudo obtener.
Pero, sin efusión, solo con amor.
¿La vida es compleja?, ¿de verdad?. 
No, no lo creo.
Nosotros la complicamos, como el mismo síndrome que habita tantos corazones
Dejándolos sin melodías, solo con las mismas y repetitivas canciones
La innovación pasó al pasado, siendo la clave para el mismo futuro.
Ejemplificando con el amor, con el mismo amor que nunca cambia
Que no se viste ni se desnuda , que ni se ensucia ni se baña
Que es el mismo, esperando las formas y el momento clave para volver a amar.
Como mismo esperas tú, con delicadeza. 
Esperas abrirme los ojos e ilusionado, devolverme un horizonte por el cual merezca la pena mirar.

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