domingo, 5 de mayo de 2013

Ante la vida, nos limitamos a morir

Abrazada a la nada, extraño todo
Recordando lo que hubo, me mentalizo de lo que no tuvimos
Observando la vida, dejo de vivirla
Sin sentido, persigo al destino
Sin saber amar, amo toda pasión que se aproxima a besar
A besar mi camino, mi alma y mis labios.
Llena de emociones, me convierto en un congelado hielo que no quiere de frío morir
Viendo a todos con todo, río ante la inexistencia de algo absoluto
Nos satisface lo que ansiamos, y al tenerlo, cansa la rutina ante su esfuerzo
Nos limitamos a escribir testamentos llenos de sentimientos, a jurar miles de situaciones que se hospedarán en la memoria próxima, nos fijamos en cualquier persona que pareciéndose a ti, siente lo mismo.
Nos amamos sin saber querer.
Tocamos otras pieles sin conocer lo que es la fidelidad.
Ante este desalentado mundo, nos quejamos de que la sociedad sin derecho abusa de libertades.
Somos tan caprichosos, que no solo nos cogemos del brazo de la suerte, sino que no la dejamos ir.
Y, esta enfadada, nos abandona. Dejándonos en un olvido que sin sentido, nos envuelve en tormentos.
Habiendo perdido la fe, protestamos por la falta de esperanza.
Matando y destruyendo sueños, perecemos en ellos.
¿A dónde vamos?, ¿hemos nacido para confundirnos?
El gran problema de la vida, es su abandono desde que aprendemos a tener a nuestro alcance todo aquello que aprendemos a desear.
Su hermosa, su esplendor, se camufla en falsa felicidad
Sin recordar, sin dar marcha atrás a la sencillez.
Esa que sin tener mucho que dar, te dotaba de amor, compresión, generosidad y lo más importante, fuerza.
Fuerza para vivir, para ante las dificultades, amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario