lunes, 2 de septiembre de 2013

Odiar lo que amé
Amar odiarte
Mientras la vida continua y el tiempo es constante, te abandono en un rincón
Quemando el hueco que tienes en mi memoria, quemando el sitio que hospedaste en mi corazón
Triste es detestar a aquel que un día te dio un motivo para creer en el amor
Aunque más penoso es, maldecir el instante donde fue tu razón de ser
Lo mayor de tu existir
Tu motivo para ser feliz
Odiar lo que creí sentir por ti
Amar lo que dejaste de ser para mí
No obstante, la enseñanza más crucial de la vida no es dejar de tropezar con la misma piedra,
sino, darte cuenta de que el error que repites te engancha en una droga que sedienta, te deja sin ánimos de vivir.
Puede que del amor al odio haya un paso, y que odiar sea una potente emoción
La cual te inspira ánimos de no aceptar ni un mísero perdón
Pero todo pasa, todo se va
Y valeroso es aquel que aún destrozado y roto, lo deje ir
Valeroso es aquel que abandone el odio y también, el recuerdo y el motivo por el cual una vez tuvo que en ello, insistir
No odiamos eternamente, tan sólo el tiempo necesario para prepararnos hasta dejar de sangran por una herida letal
Por un rasguño que te quitó la felicidad
Hasta hacernos fuertes y saber, que deseando su bien, tú , sin su presencia, todo lo puedes lograr

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