jueves, 31 de diciembre de 2015

La oscuridad baila sobre los poros de la inseguridad, un amanecer se camufla en el balcón de lo que vino y no se quiere ir y así transcurren los minutos: pensando en lo jodido que es quererte y en lo complicado que es quererme a mí. 


Beatriz Morales Fernández 

lunes, 28 de diciembre de 2015

Sus besos llenos de rabia saben mejor cuando los miedos caen por los bordes del sofá, y solo las risas anestesian lo mucho que les duele no saber quererse bien. 

Beatriz Morales Fernández 
El mar de sus ojos calma el navío de mis dudas, ahoga la incertidumbre y navega sin inquietudes sobre la vida incierta, la maravillosa vida impredecible. 


Beatriz Morales Fernández 

lunes, 14 de diciembre de 2015

Conclusión de fémina jodida: nosotras malfollamos y ellos follan de cojones con todo lo que se les pase por la piedra. 

Fin 

Beatriz Morales Fernández 

sábado, 12 de diciembre de 2015

Todos necesitamos creer que un día saldremos de casa y nos pasará algo extraordinario que cambiará nuestra vida. Buscamos y buscamos, miramos por todos lados y aún así no ocurre nada. Y es en ese tránsito de duda cuando, en mi caso, abro los ojos y comprendo que esperar algo de la vida es sentarse a dejar que no ocurra nada. He entendido que los pasos sin ninguna intención ni dirección son los que te llevan a la verdadera sorpresa; he comprendido que lo inesperado es lo que no piensas y he descubierto que lo que soñamos no es el verdadero objetivo de nuestro subconsciente, tan solo una aproximación más a lo que invisiblemente nos encanta.
Todo por una sencilla razón: lo que realmente queremos aún no lo conocemos.

Reflexión de una tarde

Beatriz Morales Fernández

jueves, 10 de diciembre de 2015

Sé que quererme no es fácil y que por eso me amas en silencio. Lo sé. Al fin y al cabo es la única forma de tenernos.

Bea Morales Fernández 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

No es el mismo sentimiento el de una persona que se enamora una y otra vez con una asombrosa facilidad que el de aquellas personas que les cuesta amar porque son éstas últimas las que aunque sientan pocas veces, aman con todo su corazón; se desviven por amor y lo hacen eternamente.

Reflexión del día.

Bea Morales Fernández 

lunes, 7 de diciembre de 2015

Todos necesitamos un ángel, a veces lo único a lo que queremos sostenernos es a ese milagro que no esperamos. Es complicado sentir que todo va perfecto cuando la imperfección es lo que respiras, pero uno siempre intenta seguir adelante por mucho que pueda doler. Lo irónico de la vida es ver como todo sigue adelante y tú no arrancas, siempre se te calan las ganas de algo nuevo, y tienes un accidente con la soledad. Las personas pasan página pero tú, como siempre, te quedas sentada en la puta estación del pasado. Ya no se trata de amor, de recuerdos, de amistades que ya no están a tu lado, ni siquiera de familiares perdidos, se trata de no caminar hacia un lugar mejor. Y entonces te das cuenta de que tu corazón se ha congelado, no hay sitio para nadie. Se ha congelado en el tiempo y no puedes amar a nadie, y no hay nada más triste que no poder amar. No te ilusionas, no sientes mariposas, porque cuando de verdad están a flor de piel desaparecen como emociones efímeras. Ya no queda sitio para ti, y sientes que debes cambiar tu vida pero no sabes cómo. No sabes como dejar atrás lo que ya no debería estar en tu vida. Y ese es tu gran problema: todos siguen adelante, menos tú; todos cambian de libro, menos tus sentimientos hacia las personas. Y, de verdad, no hay nada más triste que eso, amar eternamente lo que has vivido mientras tú sólo eres una vivencia más para las personas que te han rodeado.

Bea Morales Fernández

jueves, 3 de diciembre de 2015

No es lo mismo amar que ser amado.
Podemos dejarnos amar en camas repletas de recuerdos que rehuyen desaparecer o, por el contrario, podemos dejar nuestra ánima revolotear sola hasta que lleguemos a un hogar cálido lleno de amor.
Y no es lo mismo amar a alguien haciendo el amor que acostarse con muchos cuerpos para olvidar a la que te atravesó la vida y enamoró tu corazón como ninguna pudo hacerlo.
Son cosas muy diferentes.

Bea Morales Fernández 
El orgullo atravesó el aire de aquella habitación llena de sexo y soledad, ella besaba tímidamente lo que era incapaz de creer sentir, y él se sentaba a esperar un tren pasar. Dos almas soñadoras en un clima de calma maldita. Y mientras llovía en sus corazones, los terremotos destruyeron las paredes de aquel lugar y ellos perecieron bajo el polvo como meros cadáveres llenos de vida. El amor a veces es demasiado cobarde, y fue por no creer en los imposibles como uno desapareció sin más coraje que poder dar y el otro se quedó bajo los derrumbamientos amándola hasta el fin.

Bea Morales Fernández 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Los besos saben más dulces desde que los tuyos apresan los míos; el viento del invierno venidero se vuelve cálido si tu mano trepa por mi espalda con seguridad; el sol sale de noche cuando apoyo la mejilla en tu espalda para sucumbir a los brazos de Morfeo. 
Las hojas del otoño vuelan hacia ningún lugar y los malos recuerdos de amores pasados se resbalan al mudar de piel. Y, mientras amanece en mis ilusiones, tú te colocas detrás de mí y te sostienes conmigo. Frágiles hechos por la vida, fuertes juntos. El mejor amigo de mis ánimos, el amante de mis pasiones, el amor más dichoso e inesperado, mi caja de sorpresas en un mundo tan incierto, mi apoyo incondicional, el que volví invisible siendo lo más seguro que sentía, el que me esperó aunque la incertidumbre fuera su verdad más certera, el que está conmigo, él y ninguno más. Nadie como tú.
Ahora y el día de mañana. Así comenzó todo, así divisamos lo que con seguridad, será de alguna u otra manera eterno.

Bea Morales Fernández 

martes, 10 de noviembre de 2015

Trepo por el devenir de las circunstancias y el fluir del caudal de lo efímero. El dolor se convierte en sudor por los ejercicios del alma para dejarte atrás. Y simplemente lo que creí real, se derrama por el suelo formando charcos que esquivo para no resfriarme por ti otra vez.

Bea Morales Fdez

domingo, 1 de noviembre de 2015

Érase una vez un sueño impredecible que se volvió en la pesadilla más certera desde el primer momento en que se cruzaron sus miradas.

Bea Morales Fernández 

miércoles, 28 de octubre de 2015

Y comienza a nevar. 
Los cuerpos desnudos de esos dos amantes tiritan en la oscuridad y titubean por no saber si rozarse con un abrazo o esquivarse como meros desconocidos. Hace tiempo, el sol brillaba tras sus espaldas y trepaba por sus músculos calando sus huesos. Hace mucho tiempo, en las estaciones más frías el hogar parecía verano, y la cocina contenía los olores de la primavera. No obstante, la nieve se lo llevó todo a su paso con una fuerza descomunal y sin represalias. Nunca había nevado sobre sus cabezas, pero los copos de nieve se revolvían en sus cabellos como si se les fuera la vida buscando una salida. La selva de sus amoríos llenaban de olor exótico las paredes de cada habitación, y los gemidos se escapaban tímidamente de aquellos labios que gritaban de júbilo en silencio. 
Pero... ahora solo nieva. 
Nieva y vuelve a nevar. Así hasta que ninguna estación fue capaz de perdurar vida. Así, hasta que ellos dejaron de acostarse al no encontrar motivos para sentir el verano en la piel y la primavera en el capó del coche o en la encimera de la cocina. 

Bea Morales Fernández 
Quieres llorar. Intentas sucumbir a la esperanza pero la tentación de la melancolía te supera. Sentado ante un espejo te preguntas qué elecciones fueron correctas y cuales no; meditas en dónde pudiste equivocarte a lo largo de tu vida y en dónde acertaste. Miles de cuestiones con escasas respuestas.
Sentado, de pie, acostado, corriendo, asfixiado, follando, llorando, riendo...momentos de un mero instante de dicha que queda grabado en nuestra mente  como una cinta de vídeo en el televisor. Solo necesitas arrodillarte ante la desolación para que te susurre que sólo dolerá un poquito, aunque ese poco sea en demasía.

Bea Morales Fernández 
La carcajada de la incredulidad me limita a la hora de cerrar puertas que debieron derrumbarse hace tiempo. Todas las emociones se ríen a mi costa, perdida entre lo que creí real comprendo que no volverás, que se acabó. Y llego a la conclusión de que siempre fui la idiota que acariciaba tu piel como si de la octava maravilla se tratase; besándote sin prisas mientras esquivabas amarme, mientras la insuficiencia se disfrazaba del tiempo y me encerraba en esperanzas moribundas. Esperanzas que mueren a mi lado, conmigo, despertando lo que está por venir y aún no conozco. 
Bea Morales Fernández

domingo, 25 de octubre de 2015

Los caminos de la vida no surgen de elecciones fáciles. Todo gira ante nuestros ojos y muchas de las veces nos olvidamos de quienes somos entre tanta vuelta. Los días pasan y pasan, y uno no entiende diversas situaciones por mucho que el tiempo viaje, envejezca. Pero es entonces cuando hay que comprender que las cosas deben fluir solas, dejando que las ráfagas de emociones dolientes y dichosas nos envuelvan para que lo que duela se cicatrice y lo que cueste deje de ser un imposible: dejar atrás. Fuiste y serás la cicatriz más dolorosa de mi vida, la que sangra con un mero raspón y la que tiene una forma fea aunque la situación por la cual se produjo es digna de recordar. Y tal vez esa es la clave, no sucumbir a recuerdos, sino que estos chispeen sobre nuestros hombros cuando estemos preparados para asimilar que lo que se tuvo no está y que eso, no es tan malo como parece. 

Bea Morales Fernández 

jueves, 15 de octubre de 2015

En medio de una etapa de transición, tú eres la realidad más bonita que acaricia mis incertidumbres.

Bea Morales Fdez 
Sé que no es fácil, que tal vez el imposible ciegue a la esperanza a veces. Sé que soy una cabezota, que me cuesta dar el brazo a torcer y que lo que me importa en demasía lo suelo reducir a la mitad. Sé que no soy perfecta y que muchas veces te digo que no podré serlo jamás. Pero es en ese instante y en todos esos momentos cuando tú me miras y me acaricias el rostro como si nada pasara, como si realmente no te estuviera rompiendo el corazón aunque sea así. Y es en ese segundo, mientras nuestras miradas se cruzan, cuando sé que pase lo que pase todo estará bien si estás a mi lado, conmigo.
Y, aunque sabes que mi corazón no es del todo tuyo, tú me abrazas en medio de la oscuridad y te metaforizas en el paraguas de mi tétrica lluvia de fracasos. Aunque no sepas que pasará mañana, hoy me aprietas junto a ti juntando mis trozos rotos que no saben si volverán a amar, que tienen miedo de encontrarse con el pasado o con sus propias inseguridades.
...

Pero entonces, beso a beso, me desentiendo de lo que conozco y sólo desnudos consigo encontrarme. Y mientras creo que sólo estamos pasando el rato y consumiendo las ganas, tal vez en el fondo sé que si te miro en el proceso de desabrochar almas y desabotonar esperanzas perdidas te querré, porque tal vez nunca has sido una estrella fugaz y siempre hemos estado haciendo el amor bajo una tormenta que con tiempo se disipará y saldrá el sol. Y saldrá cuando nos pongamos la ropa y juntos, sepamos que lo que cuesta es lo que merece la pena y que por ello aunque hayamos sufrido estamos aquí, tú conmigo y yo contigo.

Bea Morales Fdez

jueves, 8 de octubre de 2015

Inquietudes

Hoy es el entierro de emociones sumisas,
que surcando mares inexplorados viajan
hacia el centro de la tierra donde muertas,
resucitan en razones más que necesarias.
Destrozado, maltrecho, casi sin aire,
abandono el encuentro de mi "yo" más certero,
pues quiero ser pirata para robar tesoros no encontrados,
sentimientos inimaginados, y rebeldías sonámbulas.
Quiero ser la ladrona de mi propia vida,
y la exploradora que realmente no conoce nada de sí.
Quiero ser la escritora de lo que me de la gana,
no necesitar amar para ser amada, ni dejar que me amen
si no soy capaz de sentir lo mismo.
Quiero ser la capitana de mi realismo mágico,
la ilustrada que vuelve del romanticismo más puro,
a la razón más exacta.
No quiero pensar en lo que puedo ser, sino en conseguir lo que aspiro a tener.
No quiero mentiras, deseos violentos ni impulsos irracionales.
No me quiero así, realmente quiero lo que todavía no sé.
Realmente quiero ser la que aún nadie conozca, la que todavía no sepan predecir,
la que se deje llevar, la que sin ser niña, sea una mujer con un Peter Pan dentro.
Quiero ser la poeta del viento, la que sin quedarse en un sitio fijo
sea inolvidable para quien aspire mi aliento.
Hoy me cuesta pero me satisface dejar atrás lo que no quiere irse,
hoy,
no tengo miedo.

                                                                               Bea Morales Fernández


viernes, 2 de octubre de 2015

La rabia trepa por las esquinas del alma y se cuela en el subconsciente haciendo todo más claro y a la vez más complicado. Y sé que si sólo me hubieras querido la mitad de lo que te amé, me hubieras hecho la mujer más feliz del mundo. Hoy solo queda el enganche a la droga de tu nombre, y como una maldita yonki intento comprender cuando me perdí tras tus pasos, cuando tomaste el control y me diste vueltas sin cesar en la duda de saber si realmente me querías. Hoy solo me quedan trapos sucios y platos rotos sobre los que camino haciéndome daño, y mientras tú sabes como seguir porque siempre me hiciste tuya sin darme tu pura esencia. Nunca fui suficiente porque no fuiste capaz de abrir tu corazón de verdad, nunca lo fui porque lo que amabas de mí era mi aspiración a lo más alto y no mis dudas, infortunios o lo que soy un día cualquiera. Ni los besos, ni los buenos días entre caricias, ni mi amplia sonrisa al verte te bastó, tenías que absorberme completamente, y ni siquiera cuando cada parte de mi ser estaba reptando hacia ti pudiste recogerme y amarme como sentías en el subconsciente. Porque aunque me absorbiste, me mataste en vida, me enganchaste como si fueras una obsesión...tú también me amaste, a tu forma pero lo hiciste. Y sólo por ese motivo me duele tanto que sepas continuar con tanta facilidad quedándote con las excusas que encuentras tiradas por la habitación, mientras yo me muevo por impulsos cagándola pero sabiendo que lo que más he amado fue lo que soñaba que teníamos sin tenerlo. Porque así es, mi amor, nadie jamás lo entenderá pero tú eras el sujeto de mi imaginación y el sufrimiento carnal; y yo solo fui algo apasionado que te consumía, que te sacaba de quicio pero que sabes dejar ir aunque tienes el arte de ser paciente porque siempre sabes que vuelvo, que no soy capaz de hacer esto sin ti. Y por eso hoy sé que no volveré, hoy me duele asimilar que esto será duro, que el camino no es de color de rosas, y que tú podrás escalar una fortaleza que mi experiencia no ha sido capaz. Tú eres el vencedor que habiéndome amado avanza, y yo la perdedora que escribe lo que nadie podrá explicarte con palabras, la que debe desintoxicarse de una relación donde teóricamente éramos dos pero nunca fuimos uno, y esa era la clave que nunca ejercimos.

Bea Morales Fdez

martes, 29 de septiembre de 2015

Un beso impreciso en el momento preciso,
tus manos acariciando el ayer de la sombra del mañana,
mi vida lejos de ti y tú tan cercano diciendo adiós.
Sonrisas atrapadas en capítulos de libros que aún no han sido escritos,
la imaginación tan altanera, tan enamorada de las casualidades.
Y qué típico del escritor amar lo que amó, lo que ama y lo que no puede aún imaginar.
El arte de sentir lo que se escabulle para todo ser que sabe no mirar atrás.
El arte de escuchar al corazón a cada minuto que bombea; de observar los pequeños detalles de momentos modestos; de saborear eternamente lo que simplemente pasa con el tiempo; de tocar el mundo con guantes para sólo dar un punto de vista artístico,
amando el arte de volver cálido lo frívolo de cada instante, de cada segundo.
En la soledad acompañada, en el susurro de lo incierto.

Bea Morales Fdez 
Hoy tengo ganas de follarte. Sí, de follarte. Tengo ganas de que la ropa llueva sobre el suelo y que tus besos y los míos se fundan en multitud de suspiros y placeres. Hoy tengo ganas de que sin decirnos palabra y sin mirarnos a la cara nos follemos como follábamos antes. Cuando tú decías quererme y yo jodidamente te quería. Tal vez sea porque me levanté con el pie izquierdo o porque se me cruzaron los cables pero aunque sé que tú no me quieres y yo creo que ya no te quiero, te follaría noche y día durante todo el tiempo que fuera posible. Quien sabe, hasta que nos cansáramos. Quien sabe, hasta saciar el típico día donde lo poco que sobrevivía eran las ganas incontrolables de romper la cama. Así era lo que teníamos, así lo fue siempre. 

Bea Morales Fdez 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El culpable de mi sonrisa

Hay muchos tipos de sonrisas. Algunas surgen por cometer errores y llenarse de nervios, otras surgen por casi caerte en medio de la calle y ser observado, unas cuantas surgen por chistes ingeniosos o por estar con fantástica compañía, otras son provocadas por ser testigo de momentos mágicos en la calle ya sea porque un niño juega con su inocencia o por los gestos de dos enamorados, y así podría seguir clasificando sonrisas pero, la tuya es la más amplia que he tenido en mi rostro. Mi sonrisa simboliza todo lo que el corazón no puede expresar con palabras. Ella te ha visto reír, concentrarte, tus pequeñas comisuras de los labios alzarse por chocar miradas, cambiar de carril mientras sujetas mi mano o me acaricias el muslo en cualquier parte. Ella te conocía cuando no eras suya, cuando no podía fijarse con claridad en lo que significas realmente para mí, pero un día la besaste y desde ese instante fue tuya, sólo para ti. Por primera vez, se acuesta sobre el hombro de un sentimiento que crece a cada momento.
Hay muchos tipos de sonrisas, pero la mía es nuestra, es tuya, y es del amor que nos domina. Es la ráfaga de alegría que provocas a cada instante que estoy a tu lado, es la esperanza de tenerte sin medida y sin tiempo.


Bea Morales Fdez

viernes, 11 de septiembre de 2015

En aquella habitación me besaste como si se te fuera la vida, con plenas ganas, como si mañana no fueras a verme; y fue en aquel lugar donde comprendí que pese a esos instantes donde tu vida era la mía, en los llantos, las quejas, los recuerdos...siempre te preferiste a ti. Y, cariño, en una historia de amor uno no puede preferirse a sí mismo, pues quien no arriesga, no gana. Y quien opta por uno mismo, se adentra en la ignorancia de tener lo que realmente no tiene, en poseer lo que nunca fue de uno; pues preferiste tu propio reflejo en vez de cuidar tu amor propio en brazos de quien, supuestamente, lo cuidaría el resto de tu vida. Cariño, en aquella habitación me besaste como nunca antes y entre beso y beso, entendí que antes que un medio suspiro a medias bocas, prefieres callar y matar lo que debería vivir, lo que debería persistir. Y, lo más importante, lo que me lleva a mí a comprender que antes de mí siempre estarás tú; que antes que nosotros, el orgullo siempre será el pilar del abandono más cruel: el recuerdo que dices echar de menos aunque a día de hoy, lo lleves al terreno fácil de las falsas mentiras para convencerte de que sin mí, estás mejor; el amor interesado y superficial con el que te enamoraste de mí, con el que me deseaste apasionadamente sin un gramo de importancia verdadera hacia mi persona, hacia el deseo de formar una vida a mi lado.

Bea Morales Fdez 
Tras tanto tiempo y sin quemaduras visibles por aquel amor fogoso y bravo noto como la racionalidad se apodera de aquellos momentos de locura donde nuestro nombre desaparecía del mundo. Tú sabías amar por aquel entonces e ingenua de mí, aposté por la estafa universal. Hoy en día ya comprendo algunas cosas como el por qué tras el portazo no me seguiste, pues te cansaste de amar y, aun así, preferiste agarrarte a emociones resbaladizas. Y, también, comprendo como el amor deja marcas invisibles a flor de piel, noches de insomnio, y el por qué amamos lo que no nos da motivos para creer. Sí, simplemente creer, pues no hay mayor fuerza que la fe en algo o alguien. Ahora sé que la confianza nunca fue nuestro punto fuerte y que, aunque tu soberbia pueda más que lo que sentías por mí, yo maduro a cada segundo que no estás a mi lado. Conmigo te alzabas en una gloria casi imperceptible, y yo que amaba por primera vez me abracé a la esperanza del cambio que no llegó.
Y por todo esto hoy entiendo que mi mayor error fue continuar algo que nunca tuvo principio ni final, algo que pudo con la ilusión y se comió nuestro ánimo; un sentimiento demasiado real para esta vida tan superficial, para ella y cada habitante que prefiere destacar que indagar en sí mismo, como yo por aquel entonces y como tú ahora; como aquel amor loco y desmadrado que se consumía de vez en cuando por aquel entonces y como ese amor que aprende a valorar y a querer toda una vida al lado del otro ahora; como el "siempre" por aquel entonces y las cenizas de esa palabra ahora. Y cuando miré atrás, sabré que amé a un hombre que amándome, no fue capaz de dejar todo atrás o cerrarme la puerta a tiempo; sabré que adoré a un hombre que me adoraba en silencio y, sabré que callaste demasiado, y ese demasiado nos pesará toda la vida. Y, nos pesará, porque sé que mucho de lo que no  me dijiste se fue con el viento, se fue conmigo. 

Bea Morales Fdez 

martes, 8 de septiembre de 2015

La cuerda floja de tu labio sobre el mío eriza cada parte que no poseo o no controlo, paraliza cada recuerdo y acaricia la debilidad del momento, de nuestro instante. Y mientras el mundo baila ajeno a nosotros, tú y yo nos damos cuenta de que sabemos los pasos de memoria y eso es lo que menos nos importa, porque cada segundo  es diferente al anterior, porque tus brazos rodeando mi espalda es el mejor baile que danzaré al ritmo de la música que provocan nuestros besos. Todo se rompe y se arregla a nuestro alrededor pero cuando eso nos persiga, cuando el pasado se ponga celoso o el futuro sea incierto...nuestro viaje será inalcanzable. Porque tú, amor, vales la pena. 

Bea Morales Fdez 

lunes, 7 de septiembre de 2015

Una carta sincera y necesaria

Por querer quiero muchas cosas, por soñar puedo cerrar los ojos y crear miles de universos paralelos; pero lo que deseo es sólo la mitad de lo que aspiro a cumplir. Y en medio de una vida distinta, hoy me acuerdo de tu sonrisa y de tu amabilidad a la hora de amar. Y tan sólo por esa razón quiero que sepas que si algún día lees esto es porque ahora entiendo lo que no comprendí en aquel entonces. Ahora entiendo lo que es abrazar al amor plenamente, entiendo el principio de una ilusión con ganas de más, y las idas y venidas de sonrisas inesperadas. Ahora sé por lo que pasaste y sé por lo que no pasé, y las lágrimas que se apoderan de cada palabra son demasiado sinceras, por muy hipócrita que suene. Quiero pedirte disculpas, quiero pedirte disculpas de corazón. Quiero que sepas que lo siento, siento no haber parado lo que sentías a tiempo, haberte dicho que la verdad había desaparecido por la puerta tiempo atrás, que era una cobarde y no sabía decirte adiós porque te quería pero no lo suficiente. Tendría que haberte dicho que aunque sea complicado de comprender, sí eras la persona que más me importaba pero era una cobarde, no supe vivir y te arrastré conmigo. Tenía que haberme lanzado y dejarte ir, decirte que mi corazón ya no estaba en tus manos pero que era lo que más añoraba. Tendría que haberme dado cuenta antes de tirarte al abismo, porque cuando caíste de la peor forma nunca supiste que yo fui detrás, contigo. Nunca te dije que me costó superar las pesadillas, la culpa, y que no hay día que no me diga para mí misma que sí, que estás en tu derecho de pensar lo que hayas podido pensar de mí. Nunca sabrás como cambié, como intenté seguir mi corazón y disfruté mi propio karma; como maduré llorando, enfrentándome a la verdad todos los días. Y como actualmente te recuerdo con una tremenda sonrisa en mi rostro.
Y, sinceramente, si algún días lees esto quiero que sepas que quiero que ames, que encuentres a una mujer que te de lo que yo nunca te di, quiero que mires para adelante y sepas que lo que te pasó conmigo no te volverá a pasar, porque la vida te regalará un amor puro y sincero. Deseo que te despierten cada mañana con un "buenos días mi amor", que te hagan el amor como nunca y te sanen cada herida que pude ocasionar, porque yo ya no puedo hacerlo y ojalá mis disculpas te bastaran. Pero eso nunca podrá ser, y es justo que yo cargue con las consecuencias de unas causas nefastas. Pero te juro que cambié, que aquella persona murió el día que te maté, y por eso deseo con toda mi alma que borren cada recuerdo mío de tu vida si eso es necesario.
No dejes que la desconfianza de una mentira te deje sin vivir las ilusiones de un " ¿y si sale bien?"; no dejes que lo que sentiste una vez te limite, porque la próxima vez que ames estoy segura de que lo harán contigo de principio a fin.
Perdóname. Espero que algún día puedas perdonarme porque te aseguro que fuiste una pieza fundamental en mi camino y estés donde estés, yo sí puedo recordar y asegurarme de que fuiste un regalo de la vida; pasé unos años maravillosos a tu lado y siento no haber sido capaz de dejarte ir.
Tú me cambiaste la vida el día que te fuiste, el día que dejé de mentir. Y hoy que he abierto los ojos de verdad, te pido perdón. Cada noche le pido al destino que te de la felicidad que mereces, porque te deseo todo lo mejor de este mundo, deseo que te amen por el resto de tu vida.
Hasta siempre, que la felicidad te regale sus mejores facetas y que no te haga toparte con otra como lo que yo fui una vez, porque te mereces ser feliz de verdad y tú incluso ausente, me cambiaste la vida de pies a cabeza. Siempre querré lo mejor para ti, siempre.
Y sólo quiero que sepas algo...si realmente hubiera tenido dos dedos de frente por aquel entonces, te hubiera amado con todas mis fuerzas porque eres un hombre maravilloso. Y como dice mi saga favorita: "a veces a las personas buenas personas les pasan cosas malas, pero por eso no son malas personas"; un día lo que te hizo daño no podrá tumbarte ni por segundo, y sé que la fortaleza de tu alma es lo suficientemente fuerte para arrasar con lo que se ponga por delante; y aunque tú no puedas creer en mí tras todo, yo en ti sí, y por eso sé que todo lo bueno que se acontece, está al llegar y serás muy feliz, y eso a mí, y lo digo de corazón, en parte me hará feliz. Cambié gracias a ti, y no habrá día que me lamente por haberte llevado conmigo a la plena oscuridad, por eso le pido a Dios que la luz que nunca te alumbró, te destelle con toda su voluntad.
La historia que formamos fue cierta a cada segundo que respiré contigo hasta que el portazo de la irresponsabilidad y la pérdida de sentido fue más latente que cualquier gesto que se pudiera notar. Y en pequeñas dosis me hiciste la mujer más feliz del mundo. Yo me perdí mucho antes de conocerte y, perdida, en los momentos de cordura sabía lo afortunada que era por tener lo que realmente nunca fue mío, porque así quise que fuera. Fuiste un destello mágico que no valoré, fuiste una belleza noble que no percibí, fuiste esa posible historia que nunca existirá, y serás la enseñanza más potente e inesperada que me transformó en lo que soy hoy.

Cuídate.
                                                                                                                    A.G.G.

martes, 4 de agosto de 2015

Qué es morir si el martirio se apodera de cada instante, de cada segundo. Qué es sentirse vivo si la vida pasa por delante de ti sin rozarte; qué es amar si el odio se enamoró primero; qué es la confianza si cuando debe estar se haya su ausencia. Qué es rozar el cielo si la verdadera adrenalina se siente al caer; qué es ser humano si cuando queremos ser honorables y honestos la humanidad se desvanece con la oscuridad que abunda en las situaciones, esas que pasean salteando miradas y gritan en silencio. Qué es un sentimiento si las emociones llueven encima de los quizá y los "yo que va". 
Nadie sabe qué es exactamente sentir que has venido a este mundo por algo, con un propósito; pero de eso se trata, de preguntarse el por qué mientras experimentas, te aventuras y te lanzas a piscinas vacías que te harán heridas llenas de experiencia, llenas de sonrisas que hacen desaparecer esas respuestas sobre nuestro existir que nunca llegarán. 
La vida es bonita tal cual es: callada cuando debe hablar; dolorosa cuando menos se necesita; e inesperada cuando olvidas lo que ansiabas encontrar. 

Bea Morales Fdez

viernes, 31 de julio de 2015

Y en la mitad de tu cara pierdo la lógica y la razón. En la mitad de la mirada, tu ojo choca con mi vida y me eleva a la intemperie más hermosa que he podido vivir en este tiempo. No eres lo que esperé y por ello sin tener una parada precisa, me subo al tren de tu pupila, al tren de la media mirada que viaja por tu cuerpo y misterio. Hoy en vez de dos, somos la mitad de un todo por descubrir. 

Bea Morales Fdez 

domingo, 26 de julio de 2015

Ella lo destruye todo, arroja los momentos contra la pared y llora llena de impotencia. Ahora sí, pero dile donde estabas antes. No es justo que vengas, te cueles dentro de sus pensamientos y la hagas dudar. No tienes derecho porque nunca estuviste cuando te necesitó, cuando solo quería que le dijeras que todo estaría bien y que sólo necesitabas un poco de tiempo. No tienes derecho a dejarla marcada de esa forma, de atravesarle el existir y desvanecerte entre las sombras. Nunca la miraste cuando intentaba superarse a sí misma para ti, nunca la observaste cuando bailaba con la desolación sin ni siquiera saber bailar. Sólo le besabas el vacío y te la follabas mientras ella te hacía el amor. No tienes ningún derecho a romperla en dos nuevamente, de hacerle pasar por el calvario de un mundo sin la persona que no la sujetó ni una sola vez. Dile dónde estabas cuando la amabas en silencio y la veías sola, llena de sueños ilógicos pero que en su aura tenían sentido, dile dónde estabas cuando te cansaste de darle la espalda y aprendiste que el amor es más que el esfuerzo de un corazón. Nunca estuviste y nunca estarás porque le enseñaste que ella debe extrañarte así, ausente. Y es esa ausencia la que la abraza en la oscuridad del día y en la luz de la noche, es ella la que le hace creer que un día cambiarás, que esta vez te arrodillas ante la culpa y besas todo lo que admiras de sus gestos, defectos y virtudes; y es ella la que no tiene derecho a pedirle nada, tú te largaste estando aquí, tú la perdonaste odiándola y tú la abandonaste cuando estabas tan loco por ella que no te pudiste ver sin lo que teníais.
Dices amarla pero dicha mentira ya ha cogido consciencia de su falsedad, aunque la invada en cada gota de sudor al navegar entre sueños y pesadillas. Eras el amor de su vida, y por ese motivo, la vida se apoderó del amor que nunca estuvo, que nunca estará. Porque como apareciste, desaparecerás y te irás por el camino que te sabes de memoria. Sin objeciones, sin rencores, falso como todos y verdadero como pocos.

Bea Morales Fdez 

viernes, 24 de julio de 2015

Nunca entenderás que eras todo lo que quería incluso cuando eras polvo alrededor de mis llamas. Nunca comprenderás que el aliento que expulsaba era la consecuencia de tu respiración; eras mi piedra favorita y la única con la que tropecé por doceava vez o vete a saber cuán hostias me pegué por ti, en ti. Y cuando aspire a la cima, miraré al cielo estrellado como un camino hacia tus ojos, donde tu mirada meditabunda se habrá excitado, alegrado, entristecido y, tal vez, enamorado. Las despedidas no son tal cual las pintan los directores en las películas, a veces hay algo más que eso: discusiones sin opción a la disculpa de después; llantos indescriptibles; depresiones complicadas de superar; dependencias emocionales; y, la mayoría de las veces, sin las dos personas diciéndose que siempre se amarán bajo la lluvia.
Así que, cuando mires atrás, recuérdame como una persona que se volvió maestra en el amor cuando se enamoró de aprendiz; incluso cuando su sonrisa se borró entre las risas de los recuerdos y las esperanzas fallidas que cayeron como granizo por la habitación. Y, sí, siempre seré esa niña que mira más allá de las realidades más obvias, la misma que nunca quiso un rumbo fijo si no eran las aventuras que tendían tu mano. 
Todo tiene un final, hasta las películas que nunca se grabaron y tenían pinta de llenar salas de cines, tituladas: relaciones jodidamente sentidas que pasan en la vida real. 

Bea Morales Fdez 

miércoles, 22 de julio de 2015

Imborrable, inalcanzable, indeciso, certero, ambiguo, cambiante, reiterativo, y por una vez, definitivo. Este es mi adiós, este es el final de un amor que pintó nuestras paredes de todos los colores posibles. Un amor joven, adulto, enamoradizo, odioso, torturador, ilusionado, perplejo, cansado, esperanzador...un amor grabado en nuestra piel para siempre.

Bea Morales Fdez

viernes, 17 de julio de 2015

Dueles

Vuelves y te refugias en mis silencios cautelosos; intentas susurrarme que todo pasará, que esta vez estarás ahí para mí, y mientras intento entender por qué nos reencontramos cada vez que nos decimos adiós, esta vez me dices que no te vas a rendir, que esta vez sí. Pero, dándote la espalda, ahora intento comprender si esto es lo más justo, si no es mejor que seas una herida que nunca deja de doler a que interrumpas en mi vida cuando creo que estoy mejor.
Dueles, dueles como cuando un niño se cae y se hace una herida en carne viva; como si fueras una muerte súbita o una esperanza fallida. Siempre dueles, e incluso ahora que me miras fijamente y me ofreces tu corazón, sigues doliendo. Y la paradoja del destino es que sin ser mío yo te siento así, y yo sin ser tuya regreso a tus brazos, unos que soñé hasta que dejaste de aparecer.
Y ahora vuelves, ahora sí, pero es ahora cuando yo no sé si  arriesgarme a vivir sin ti o regresar al punto de partida que dejó de existir desde que volvimos por décima vez. Siempre nos necesitamos aunque la vida ya nos de por perdidos, aunque nadie se fía de esto y aunque nos tiremos las excusas, los insultos y el dolor a la cabeza.
¿Se puede amar odiando? Ninguno tiene respuesta para algo tan obvio, y por eso el paso más decisivo se atraganta en las gargantas de dos personas que aman irracionalmente, que se aman sin saber por qué, que se aman creyendo que algo tan usual, se vuelve irrepetible.

Bea Morales Fdez 

martes, 14 de julio de 2015

Como una tempestad le arrastran los recuerdos hacia un ahogamiento más que evidente; siempre le ha amado, siempre lo hace. Él era ese universo que colapsó y dejó la única estrella que brillaba en el firmamento como un alma solitaria. Sus manos eran la tierra que ella respiraba y besaba, y él no era consciente de que cada noche los pensamientos de ella se trasladaban a sus paredes para verlo dormir. Él. Él y ella. Ella y él. Ella.
Y ahora que la gente camina y no observa al pasar, ella se siente observada por ojos imaginarios que traspasan su piel y escuchan su corazón, ese que late simplemente. ¿Latir sin emociones es sano? Ella no comprende que la luz del túnel no está por el camino donde él la espera, porque siendo un brillo más que notable, se oscurece a cada beso, a cada caricia y a cada te quiero.
Un amor que siendo de dos, se ahoga en el vaso que uno bebe, que él bebe.

Bea Morales Fdez 

miércoles, 1 de julio de 2015

Cobardes

Y, me corro.
No pude más, había aguantado demasiada presión. Quería destrozarte mediante palabras y golpearte con la ignorancia, pero me corrí como nunca. Y corriéndome, sigues un ritmo insaciable donde intentas sacar de mí hasta el último aliento que no puedo darte. Me obligas a mirarte mientras me voy y con esa mirada que un día me enamoró destrozándome, tú también te corres. Pero te levantas y con una sonrisa me das la espalda, esa que tanto amo abrazar. ¿Esto es amor? ¿qué haremos ahora que no sabemos ni podemos parar?
Y, aunque sé que el principio de todo es la nada más absoluta, los dos somos dos yonquis masoquistas que necesitan correrse encima del otro y dejar todo fuera: el alma, las dudas, las excusas, las palabras que nunca nos decimos, las ganas...sobre todo las ganas. Hoy me despido de ti, y aunque mañana volveré porque tú jamás cierras la puerta para mí, hemos de parar algo que sin frenos no tiene cabida, y mientras preparo dichas palabras y me lleno de valor para decirte que hay alguien más y que de verdad lo tuyo no es amor y lo mío se está convirtiendo en obsesión...me corro, te corres, y el silencio más absoluto nos hace el amor sobre el sudor.

Bea Morales Fdez 

domingo, 21 de junio de 2015

Reír como medicina para el alma

Ríe. Ríe acomplejada, sobrecogida y algo temerosa de seguir riendo. Ridiculizada, sale a escena.
Todo preparado, la iluminación a punto y la gente expectante. Todos esperan lo mejor de ella y aún así, saben que el fracaso es inevitable. Respira hondo y sigue riendo sin parar, ríe tanto, que las lágrimas se entremezclan con las carcajadas inverosímiles.
La vida es el espectáculo más paradójico, inesperado, puñetero y espeluznante que se haya podido ver, y cuando todas las miradas están puestas sobre ti, solo hay que saber manejar la situación y ponerte a bailar sobre las exigencias, las excusas y los malos pensamientos. Nada es para siempre y hay finales que no llegan; y esperar una cosa u otra es dejar de vivir, es pararse en medio del acto y destrozar todo lo que ya tenías hecho. Qué es la vida sino un primer, segun y tercer acto de una obra apasionada, enamoradiza, mortífera, triste y esperanzadora. Y ella está en el centro de atención temporal, y cada mirada puesta en ella resbala entre su piel sudorosa por todo el esfuerzo que conlleva salir ahí y hacer como si nada. Pero sigue riendo, y no parará de reír aunque llore o la cólera haga acto de presencia, este es su momento y nadie puede arrebatárselo. Esta es la parte de la función donde improvisa, y no hay mayor dicha que dejarse llevar por uno mismo, inventando guiones y recorriendo la tarima como quiere, como nunca debe hacer y como sea necesario para superar lo que esté por venir. Hoy ella es el teatro de miles de obras que pasean por las butacas, hoy ella es la improvisación más hermosa que deja boquiabiertos a todos los que se atreven a juzgar que los sueños, meras ilusiones son.

Bea Morales Fdez 

martes, 16 de junio de 2015

Adoro la perfección de la mitad de ti. Sí, la mitad. Pues una parte te pertenece por vivir y no deseo arrebatártela, y la otra es un regalo que me obsequias; y es esa la única parte que quiero de ti, no más. Y esto lo digo porque adoro compartirlo todo contigo: las experiencias, las risas, los secretos más embarazosos, y los besos más llenos de ternura que he dado en toda mi vida. Adoro como agarras mi mano tras debatirte contigo mismo si abandonar o seguir; adoro como cierras los ojos cuando rozo tu mejilla con mis labios; y adoro la forma en la que siendo tú, me haces realmente feliz. Porque tú eres el único que consigue que me den ganas de abrazar a la vida de otra manera, el único que ha dejado una huella tan honda que ninguna otra piel me despierta ese deseo animal que sólo tú consigues sacar. Tú eres la persona que necesito, en tus malos días para abrazarte y limpiarte las lágrimas y en los buenos días cuando lo que más desees es tenerme cerca de ti.
Si me sostienes cuando caiga y permaneces cada mañana a mi lado al despertar, prometo entregarte cada parte de mis miedos, atrevimientos, sueños...y todo mi amor.

Bea Morales Fdez 

viernes, 5 de junio de 2015

El entendimiento se quedó corto cuando la incomprensión invadió el pasillo incierto, cuando el reencuentro se alargó en un tránsito, y cuando el dolor se volvió lento y dichoso. Con los esquemas rotos y las intuiciones equívocas, me llenaste de un aliento cadavérico pues mientras más te quiero, más muero. Y sólo así, muerta, es cuando me siento más viva.

Bea Morales Fdez 

martes, 2 de junio de 2015

El temblor de mi necesidad lo dibuja la curvatura de tu labio. El éxtasis inocente es el paso de tus manos a tu habitación. Eres la mitad que necesito y también eres la realidad más oculta que intento. Sin peros ni excusas invades mi mente cuando en medio de la oscuridad, tú eres mi única luz. Aún no lo sabes, pero te necesito, simplemente necesito que me ames como ahora te amo yo. Yo no sabía lo que era frenar el mundo por un solo gesto del rostro de alguien, por su tímida risa o por su mínimo movimiento que causa sensualidad ante mis ojos.
Yo no sabía lo que era, hasta que me enamoré de ti.
Hasta que sin querer reconocerlo, te convertiste en la ausencia más dolorosa, en la presencia más dichosa y en el objeto de una imaginación inexperta.

Bea Morales Fdez  
Atraviesas las puertas de mi alma como quien da un paseo por placer, sin fijarse en nada sino en sus propios pensamientos. Te posas en mi pecho pero callas, me besas y así destruyes lo poco que quedaba de mí. Y entonces es cuando me doy cuenta. Me doy cuenta de que mi vida recae sobre tus manos, mi corazón es completamente tuyo, y mi aliento es tu respiración.
Desdicha la mía al encontrar la dicha en tu cuerpo efímero, en tu amor ilusorio y en tus verdades llenas de mentiras. Desgracia aquella que recae a mi espalda cuando me sonríes y me susurras sin necesidad de palabras todo lo que me necesitas: un momento. Y en ese momento desgastas todo lo que soportas, temes y sueñas; mientras mi existencia se convierte en un suave gemido sin continuación, sin risa, sin una razón. Así amamos los dos: tú por un instante, y yo toda una vida. Toda una vida estando contigo pero realmente sin ti.
Desdicha la mía que me enamoré de mi propio karma, de la persona que rompiendo mi esencia en dos, me hace desgraciadamente feliz.

Bea Morales Fdez 

martes, 26 de mayo de 2015

A ti, que lees esto, escúchame amigo.
En un mundo tan cambiante, ¿por qué nos paramos en medio de la nada y dejamos escapar oportunidades que un día comenzamos a soñar?
¿Por qué un amor negro y destruido te crea barreras hacia nuevos amaneceres en vez de romperlas?¿Por qué sin lágrimas le lloras a la vida en vez de hacerla diferente?
Mucha gente se estanca en historias llenas de ternura sin amor; le da la espalda a lo que un día le robaría el corazón; fracasa sin ni siquiera intentar; y tropieza con el escalón ficticio pero latente de la mente denominado pasado. Por eso, amigo mío, te pido que no le temas a la felicidad ni al amor. Que no huyas del fracaso, porque eso te hará más grande; que no te rindas cuando vas a mitad de trayecto; que no te cures la herida con la bondad de otra alma si sabes que seguirá sangrando; y que no desperdicies los caminos de la vida que a veces, por desgracia, se vuelven difusos por los recuerdos.Por eso, y nada más que por eso, amigo mío, es hora de derrotar a tu mayor enemigo, ¿y sabes cuál es? Tú, eres tú. 
Arranca las malas hierbas que recorren tu imaginación y tus sueños; besa desenfrenadamente la esencia de lo nuevo, que esa es la dicha de los que saben aprovechar la efusividad de la alegría que viene en un momento justo y concreto; y, sobre todo, date la oportunidad que ahora tanto detestas, porque la detestas, y sabes de que estoy hablando, detestas amar y ser feliz, detestas que no sea la persona que te traía la desdicha la que te devuelva lo que te rompió en un momento dado...Pero amigo, ¿sabes qué? avanzar hacia delante es abrir los ojos, es no negarse el ¿por qué no?, es aprender a perdonarte lo que a día de hoy, te hace frenar.


Bea Morales Fdez 

domingo, 17 de mayo de 2015

"Lo más hermoso que he visto lo he imaginado en sueños. He soñado con sonrisas simples sin las ansiadas complicaciones que necesitamos sentir cada vez que nos vestimos; he soñado con un "te quiero" sincero, de esos que salen casi susurrados por los labios, sin necesidad de repetirlo pues sin oírlo, la mirada lo dice todo; he soñado con gente que se tira a la piscina con o sin agua, sin egoísmos ni barreras pasadas. Dicen que los sueños, sueños son; pero tal vez cerrar los ojos en un mundo tan cambiante e inesperado sea una forma de no avanzar nunca. Y la mejor forma de complicarse la vida es dejando de pensar en lo que tuviste y ya no tienes; en lo que esperas o podrás obtener. Lo bello de la vida es dejarse llevar y no pararte a pensar en qué te dará la vida ahora que ya no estás acomodado a lo que un día cubría tu vida. Las personas tienen miedo a innovar, a cambiar, a sentir. Y ese es el peor error del ser humano, el no querer "queriendo" darse otra oportunidad de ser feliz de una manera totalmente diferente".

Bea Morales Fdez 

domingo, 3 de mayo de 2015

"Y con todo ardiendo, con ningún motivo para entrar en esa casa que se quema en silencio nos suicidamos los dos. Nos dejamos llevar por el fuego y morimos conscientes de que la toxicidad de ambos es lo que libera nuestras almas. El masoquismo de no dejarnos ir es lo que me mantiene viva entre tanta desesperanza, entre tanto desconsuelo y mentiras. Dime que no, miénteme a mí y sorpréndeme. Grítame que se acabó, échame de tu casa y cierra toda luz al final del túnel, porque sabes que no lo harás, porque siempre echas de menos que te abrace por detrás y llore en tu espalda; siempre buscas mi mano en la oscuridad; siempre pides disculpas cuando yo te he roto el corazón y tú has pisado lo que queda de mí. Y aunque nos digan que nos falta razón, somos unos tercos que se aman haciéndose daño, pues no sabemos hacerlo de otra forma. Sólo sabemos que entre el abismo de caer o levantarnos el uno sin el otro, preferimos caer para dormir entre lágrimas que mañana serán sonrisas de enamorados inmaduros, de enamorados que temen ahogarse en un vaso que ni siquiera ha tenido alguna vez agua.
Y con las llamas abrasando nuestra piel, caigo ante ti para susurrarte sin que me oigas cuanto te he amado y cuánto te amo en este momento, cuánto te amé cuando estaba rota y no sabía pensar con claridad, y cuánto te amaré cuando nuestras cenizas solitarias vuelen juntas por el aire. Sólo quiero salir de aquí, de ti. Pero es entonces cuando tú te arrodillas delante de mí y agarras con tus robustas manos mi diminuta barbilla, es entonces cuando me besas suavemente entre tanto caos y me haces sentir que aunque se caiga el techo y la casa entera, prefiero abrazarte enterrada entre tantos destrozos. Nadie lo entiende y nadie lo entenderá, y eso es lo que mantiene esto vivo, pues entre resurrección y resurrección, sentimos que lejos de casa solo somos piezas que no encajan, solo somos mera apariencia sin esencia. Somos un incendio eterno, un destrozo irrefutable, un desorden desparejo y una locura totalmente enamorada, totalmente unida por piezas diferentes, por piezas que jamás dejarán de amarse entre tanto odio, entre tanto caos que te hace sentir feliz y en casa.
Así me quieres tú, así te quiero yo".

Bea Morales Fdez 

domingo, 26 de abril de 2015

El arte de perdonar

Hace tiempo, hace mucho tiempo, aprendí a caer.
Aprendí a fallar, a crecer. Y, fue contigo con quien más crecí. Fue con tu negación y afirmación en forma paradójica creando un adiós. Fue con tu decepción, con lo más humano que he visto. Contigo aprendí a perdonar, a perdonarme a mí misma; aprendí a gritar en silencio todo lo que callaba por miedo a hacer ruido; aprendí a llorar sin lágrimas tras llevarme un golpe; aprendí a valorar a destiempo lo que se debe cuidar a tiempo; aprendí a abrazarme en un vacío inevitable; aprendí, a ser yo misma.
Nada queda y todo fluye. En la vida nos vamos a encontrar con mucha gente que nos quiere ver caer por aspirar a lo más alto; a gente que nos ama por todo lo que podemos lograr; a gente que decepcionamos porque somos demasiado humanos; a gente que nos levantará y nos tirará al mismo vacío; a gente que vendrá y se irá. Y, si algo he aprendido es que la vida es mucho más simple de lo que pensamos; y, no siempre podrá sujetarnos porque somos nosotros mismos los que le damos a ella su margen de existencia, sea del tiempo que sea.
Aprende a amarte, a cuidarte, a no tener miedo a estar solo, porque este mundo solitario siempre nos acogerá para vivir en multitud y comunidad. Aprende a dejarte ir, a ser parte de algo nuevo y diferente. Pero, sobre todo, aprende que no podremos contentar a todo el mundo, y que un día, fallaremos y nos fallarán; y la manera más hermosa de avanzar y ser feliz es aprender a perdonar.
Perdona, perdónate, y te aseguro...que la alegría invadirá las paredes de tu corazón.
El arte de perdonar no es tarea fácil, pero lo que más cuesta en nuestro camino es lo que más nos enseña, nos hace sentirnos vivos y nos hace eternos.

Bea Morales Fdez

sábado, 4 de abril de 2015

Solo necesito que me abraces

"Solo necesito que me abraces.
Que aparezcas por detrás y sueltes todo lo que te atraganta en mi cuello, que cierres los ojos y sientas como la armonía de las dubitaciones desaparece del aura que imaginaria construimos. Sólo te pido unos minutos para que me mires y puedas ver lo que mi corazón es incapaz de decir, de lo que no se siente preparado para poder afrontarlo. Tengo miedo, tengo tanto temor, solo necesito que beses todos mis errores y los destruyas con nosotros detrás. Quemémonos y perdámonos de este mundo que tal vez no será nunca capaz de entendernos, de comprendernos. Las indecisiones y las circunstancias de la vida no permiten la labor de sacar nada en claro, y es por ello por lo que te invito a dormir despierto en mi pecho, permitiéndote soñar con los ojos abiertos, olvidándonos de quienes somos y de quienes nos rodean mientras te acaricio el cabello, donde nada más hace falta.
Solo necesito que me agarres los brazos y me atraigas hacia ti.
Que camines aun dubitativo pero firme, con pies de plomo sin esperarlo todo pero sabiendo que llegará, que soy capaz de ser tu fortaleza, la que a veces perdemos en el camino; que soy capaz de ser un rayo de felicidad cuando llueve en tu corazón; que puedo protegerte de ti, de mí, de quien sea; que mi meta es sostener la esencia conjunta que jamás morirá, porque estemos donde estemos, tras destruir lo poco que quedaba, sigue habiendo algo que resiste, sigue palpitando una respiración en una habitación cerrada, con la llave para abrirla perdida en tu cuerpo. Y es ahí donde quiero ir, donde deseo escalar y balancearme: en tu pecho cada amanecer y en tu boca cada atardecer; en tu risa cada mañana y en tu serenidad cada noche.
Solo necesito que me abraces, sólo necesito que estés aquí, porque aunque no lo sepas, realmente te amo más de lo que me imaginé, y tengo muchísimo miedo, temo perderte y perderme en ti para siempre, porque si no vuelvo a la realidad, sé que te habrás ido sin capacidad para volver. Por eso, solo necesito que creas en esto, en que el destino no fue tan cruel y nos unió sólo para sufrir en convivencia, sino que también lo hizo para convertir nuestras heridas y quemaduras, en un hogar cálido y eterno, donde habita un sentimiento que limpia y ensucia tu vida aferrada a la mía, y la mía a la tuya.
Solo te necesito aquí creciendo y empequeñeciendo, solo te necesito ahí, a mi lado, como el primero en robarme lo que quedaba de mí y el último en hacerme sentir la dicha de cumplir un imposible: poder estar juntos y fusionar distintos caminos en dos sonrisas acompasadas por un mismo latir".

Bea Morales Fdez

jueves, 26 de marzo de 2015

"Quisiera retener el segundo donde decides si marcharte o no. Porque tal vez ahí, pueda besarte las dudas y enamorarte las heridas. Quisiera ser más fuerte que tú, y poderte dejar ir para quitarte un peso de encima, aunque mientras me abraces de forma contundente la cintura. Quisiera dedicarle en persona unas palabras al tiempo, para que fuera benévolo y me dijese que pasaría si todo siguiera como hasta ahora, si todo valdría la pena. Y, sobre todo, quisiera aparecer como una suave brisa en tus respiraciones lentas cuando abandonas la razón, para colarme en tus sueños y hacerte adicto a cerrar los ojos para abrirlos ante los míos, cruzando miradas, volviendo al principio y no al ecuador, conquistándote sin reparar en recuerdos, rescatando la inocencia que perdimos hace mucho tiempo.
Y, aunque tal vez todo esté muerto, sigues respirando aunque ahora me des la espalda para descansar tranquilo, y yo, simplemente con ese gesto que no muestra una solución, me conformo. Y conformándome con nada, lo quiero todo en silencio, porque solo es en ese momento, cuando sé que puedes volver a ser mío, pues cuando el dolor cese, yo estaré sin palabras detrás, esperando que me mires y me digas "ya era hora". 
Sabiendo que no hay de donde agarrarse, la ceguedad me abre la puerta a la inocencia de creer que lo que un día sentías, está escondido en algún lugar de tu casa, esperando a que jugando al escondite, yo lo encuentre y lo agarre fuerte, para que se acaben los juegos y podamos tomarlo en serio. Por eso cada vez que entro por el umbral, me paro a observar cada esquina y hueco, donde pueda estar tu corazón malherido amándome con rencor. No le temo a la tormenta, ni siquiera temo el que nunca puedas comportarte como aquellas veces donde sin saberlo, estábamos profundamente enamorados. No le tengo miedo a ese momento, porque la ignorancia de los acontecimientos, lo hace todo más grandioso. Porque sin saberlo, donde las cenizas quemaron el fuego, la llama sigue ardiendo por dentro. No bastan las caricias ni los gestos, pero tal vez sí una sonrisa distraída o un pico modesto, tal vez no puedas amarme por como lo sentías en aquel entonces, pero tal vez sí puedas hacerlo como nunca lo hayas imaginado, porque tampoco esperabas volver a hacerlo. Llámame loca, pero la locura por la que atravieso, fue la misma por la que muchas grandes obras han llegado hasta nuestros tiempos: por creer en la eternidad sin realmente pensarlo. Y es que es así, pues sin pensarlo de forma consciente, creo en un "para siempre" que me asombra cuando solamente te veo, cuando sé que son sólo tus manías, tus celos y tus tonterías, lo que quiero el resto de mi vida. 
Sin que ahora mismo lo sepas o quieras saberlo, hay una grandeza cálida en un sentimiento que si estaba destinado a unirnos, no se escapará de ninguna manera. Pues devora las alegrías, y se come las penas; pues se acuesta con la indecisión, pero la abandona cuando realmente todo está perdido. Porque sin ser de nadie, ambos somos a la par del otro. Porque dejándonos espacio y libertad, hay un hogar entre nuestras tardes porque todo lo que nos ha pesado y hemos cargado a la espalda, no nos hace sentir a ras del suelo como la propia compañía que no queremos necesitar, pero que de alguna u otra forma, no nos termina por disgustar.
El ayer fue un mentiroso compulsivo que rompió la esencia; el ahora es una fase transitoria que ni siquiera sabe que quiere hoy; y el futuro solo depende de uno mismo, y es ahí donde lo que debe ser, puede no serlo, y lo que tal vez es más sensato, deje de tener sentido porque el sentimiento vale aún más que cualquier otra tarde que no sea entre los abrazos por la espalda llenos de cosquillas, de mi oído escuchando como habla tu corazón cuando duermes, o de mi mano agarrando la tuya con seguridad, porque sentirás que no habrá nadie más, que no seas tú". 

Bea Morales Fdez 
Odias el momento donde comenzaste a amarla. Odias ese instante donde las sonrisas fueron flechas directas a la diana denominada pálpito y corazón. No lo sabías por aquel entonces, pero un día lo que creías real simplemente se esfumó.
Y quien lo sabía, y quien te avisó.
Juras olvidar lo que hace mucho era una realidad incondicional, lo que hace mucho eran placeres para volver a navegar entre sus muslos. Y quién entendía a razones si un solo tocamiento sabía más que un beso. Y quién podría describirlo si ni siquiera las palabras podían expresar aquello. 
Nadie conocía el principio, ni final de todo eso; ni siquiera ambos enamorados que temían los propios amoríos, pudieron evitar la caída al vacío. Ella era la debilidad de la fortaleza de él, y él era el miedo de la cobardía de ella. Ella y él, los dos, ambos, siendo a veces tres, otras sólo uno, e incluso alguna vez, ninguno. Las historias de amor se vuelven enfermizas cuando se diagnostican como morfina para evitar el gran golpe que supone la pérdida de todo lo construido, y sin ni siquiera poder ser la cura necesaria, se conforman con sangrar despacio y morir lentamente. 
Hasta que uno dijo basta, hasta que uno calló todo lo que gritaba y, cesaron los llantos y los pretextos para regresar a la próxima despedida. Un día, comenzaron a llegar nuevas mantas humanas que cubrían los rasguños irreparables por las noches, aunque sin que ninguno lo dijera, eso no fue nunca suficiente. Y cuando todo finalizó de forma perpetua, uno de los dos entendió que amaba con locura lo que ya no tenía, lo que no valoró cuando pudo, lo que en un tiempo lo hacía feliz a pesar del dolor venidero. Entendió que nada es para siempre y, comenzó a andar por donde el otro ya había empezado, el camino del olvido, nombre tétrico pero sabio. 
Así fue como dos almas gemelas se volvieron opuestas y negadas a mirar atrás, porque sabían que si volvían a encontrarse, ya nada sería igual aunque fuese todo como antes; porque sabían que una mirada al pasado, bastaba para caer uno profundamente enamorado del otro. Así es la paradoja de algunos amores: mientras más se tienen, menos se consideran; y mientras más se ausentan, más se aman aunque sea de forma muda y negada. 

Bea Morales Fdez 

domingo, 15 de marzo de 2015

"Los prejuicios que asoman nuestras ventanas se rompen al chocar contra la persiana. Y cuando la intimidad atestigua nuestra presencia, también ella se queda sin palabras. La armonía y el rencor se unen formando una paradoja latente que a nuestra espalda se vuelve invisible, quedándose sin presencia porque algo que no tiene nombre ni etiqueta la succiona sin medida. Algo que tú no pronuncias y yo siento, algo llamado amor. Y en medio de tanta tranquilidad llena de ajetreo, has de saber que el vacío que suspira mis emociones se queda mudo cuando beso los poros de tu piel; que cuando ríes, el mundo que parece que conozco, deja de existir por el mero hecho de contemplar algo aún más asombroso; que siendo diferentes nos asimilamos el uno al otro en un retrato sin pintura pero totalmente vivo, repleto de ternura y cariño; y, has de saber por si alguna vez lo dudaste o temiste que no fuese cierto,  que la curva de tu sonrisa es el éxtasis de mi felicidad, es todo lo que me hace falta para continuar mirando hacia el frente, es el impulso más dichoso y fuerte que puede sentir mi corazón.
Te amo por ese motivo, no por los cánones fijos que permiten perfecciones o idealizaciones, no por la belleza que puedas desprender, no por cualquier asunto en especial, simplemente te amo porque tienes la sonrisa más bonita del mundo, porque la dicha atrapa mi vida cuando observo como curvas los labios y se te iluminan los ojos, simplemente es algo maravilloso".

Bea Morales Fdez 

domingo, 8 de marzo de 2015

Te quiero

"Te quiero hasta cuando te olvidas de quererme, hasta cuando recuerdas como hacerlo y te limitas a mirarme sin gesticular. Te quiero hasta cuando cuelgas de mis brazos como si te remases en un columpio de forma inocente. Te quiero hasta cuando abriste tu corazón roto por mis manos, hasta cuando lo cerraste de nuevo y acompasaste mi último latido con miles de lágrimas. Te quiero hasta cuando te atreves a empujarme fuera de lo que yo creía poesía. De lo que yo creía paraíso.
Te quiero hasta cuando te arrepientes y me besas la espalda, hasta cuando me dices que no pero sí, y sí pero no. Te quiero hasta cuando sé que jamás vas a volver, hasta cuando sé que nunca mirarás atrás y verás que me arrodillo a una espera llena de sueños idos. Te quiero hasta cuando sé que tú ya no necesitas necesitarme, y yo todo lo que busco es la búsqueda de tu mirada sobre mí.
Te quiero hasta cuando sé que podemos perdernos un día fuera de aquí, sin que se entere nadie para volver a la realidad con una lluvia de conciencia fría.
Y es que realmente sé que alguien llegará y te enamorará el corazón, y esa no seré yo. Esa no podré ser yo. Sé que no puedo darte el mundo porque ya miles de pedazos de un amor tóxico se desintegraron, sé que no quiero asumir que se acabó, que tu forma apasionada de besar se queda en vacío cuando me ves partir; sé que la perfección no existe y aunque pudiera hacerte sentir la mayor obra de arte contemplada por mis ojos y mi vida, no será suficiente.
Jamás será suficiente nada, porque la nada acoge una historia que de dos, se convirtió en uno.
Porque las personas y la vida siguen cuando algo contiene un final, y son pocas las almas que tienen el coraje de luchar por dolores que traen felicidad,  por llantos que traen dicha, por dificultades que valen la pena. Lo fácil es dejarlo estar, lo fácil es empezar de cero.
Y en medio de esa forma más apacible de vivir, me encuentro remándote y viéndote reír. Y, ríes por tenerme y no tenerte yo, por no extrañar mi mirada ni mi sonrisa, por poder hacerme tuya sin necesidad de transmitir que puedes ser mío. Y tal vez sea esa la clave, descubrir que no siempre un amor será eterno, que no todas las palabras que se dicen quedarán gravadas en certeza, que no todo lo que viene se queda, que por más que uno ame con todas sus fuerzas, no siempre habrán dos personas dispuestas a romperse el corazón para reconstruirlo en una felicidad más que evidente, ya que su presencia basta para callar todas y cada una de las dudas que acontecen al corazón, a cada una de las circunstancias que no pueden compararse con la dicha del enamoramiento incondicional.
Por eso lo sé, sé que todo es nada y que nada es todo, que te quiero por amor, y que amo por quererte, que me mato sin razón, y que razono por morir en tus brazos.
Te quiero hasta cuando sé que el jamás es la realidad del ojalá, de los suspiros y de pasar mi vida a tu lado".

Bea Morales Fdez

martes, 3 de marzo de 2015

Como si la libertad se me obsequiara en forma divina, me convierto en la golondrina que vuelve al balcón de tu casa por primavera.
Me vuelvo fugaz, eterna, pequeña, grande, lo que realmente desees que sea.
Y es que yo no sé lo que es volar hasta que aprendí a hacerlo contigo, hasta que un día con un simple beso, bajo la suela de mis zapatos el suelo se desvaneció dando paso a un vuelo más que agradable, excitante.
Tú eres todo lo que nunca pensé amar, tú eres esa enseñanza que domesticó mi corazón. Tú tan inmenso a ras de suelo y yo tan diminuta colgada sobre tus labios.
Caigo sin freno y me doy contra obstáculos más que evidentes, pero es que yo elegí golpearme una y otra vez con tal de estamparme a tu lado, con tal de que veas que hasta totalmente destrozada me queda la esperanza de continuar si tú me dedicas toda tu vida.
Quiero abrazarte por detrás cada mañana; quiero besar cada arruga que con los años se atreva a salir sobre tu piel; quiero protegerte de las pesadillas más oscuras y cuidarte cuando más lo necesites; quiero despegar y olvidarme del mundo para siempre si tú eres el motivo por el que me impulso tan alto. He querido tantas cosas a lo largo del camino, que ahora me conformo con lo mínimo si la grandeza de tu querer es lo que me permite hacerme grande a cada paso que doy.
Y es que, sinceramente, no hay forma más bonita de volar y trepar sobre las nubes olvidando la procedencia y la identidad si el motivo y el que me da la mano en esa aventura casi sin sentido eres tú. Todo cobra sentido cuando el mundo deja de tenerlo; cuando siendo dos polos opuestos creamos la armonía perfecta, creando un universo particular llamado amor. 


Bea Morales Fdez 

jueves, 26 de febrero de 2015

Como dos rompecabezas destinados a unirse, dos cuerpos independientes forman uno sólo, acompasado por una respiración serena. Una respiración doble que se unifica en tranquilidad y serenidad, en un silencio que hace desvanecer el mundo.
Fuera de complejos o complicaciones, en ese instante nada más cobra importancia, ninguno tiene algo que decir y ni siquiera se precisan justificaciones. La emoción de las caricias suspiradas abrazan al corazón y lo hacen dormir apaciblemente. No necesitan despertarlo, pues no busca el barullo o los nervios de un pasado turbulento. Simplemente vive y muere, al ritmo de una emoción dormida y latente; simplemente ama y olvida, pues olvida lo que el dolor quebró por amor, y ama lo que inevitablemente es certero: sentirse como en casa, sentir un cálido hogar entre sus brazos, rozándose la piel, disfrutando de una emoción que ama en silencio.

Bea Morales Fdez

lunes, 23 de febrero de 2015

Sensaciones que desabrochan almas

Desabrocho los botones de tus inseguridades, y te dejas hacer cayendo en mi pecho tembloroso. Jamás pensé que el amor pudiera ser tan adictivo, o es que quizás, confunda dependencia con amar. Pero la realidad es esa, dependo de las sonrisas que brindas a mi rostro, de las miradas con las que recorres mi cuerpo, de las manos que me sujetan antes de caer porque no estás a cada instante aquí.
La toxicidad con la que recorres mis venas es demasiado alta, pero qué más da si puedo morir de énfasis, de un gozo extremo que supera cualquier límite.
Surco tu espalda escurridiza en sueños donde puedo abrazarla por detrás, y donde todo lo que hace falta es que el mundo se tumbe a nosotros, pues ya tumbados en él, nos echamos a volar y la razón se pierde por un tiempo preciso y determinado. No se necesita nada cuando sin tener lo que buscabas, tienes todo lo que menos esperabas. No se precisan palabras cuando el silencio comienza a desvanecerse en la lucidez de un enamoramiento más que evidente. El miedo invade la respiración que ahora, inunda mis pulmones con destino a tu boca. Mis mejores deseos se quedaron reposando en el lado derecho de la cama, donde ahora el frío viste la calidez que apoderó la almohada.
Muchos cuerpos se vuelven sudorosos en ese lado del dormitorio cuando la ausencia de, tal vez, una inesperada emoción que no se olvida de ninguna manera no habita en tu día a día, pero todos esos suspiros que se arrojan de forma artificial y apasionada, no dejan ese aliento cargado de mensajes que no necesitan explicación, que no necesitan más que admirarse. 
Y esa forma de llenarse no puede completarse cuando el vacío se apodera de aquellos abrazos tan llenos, que te hacían recordar que jamás estarías solo mientras yo pudiera cuidar de ti.
Ahora, el olvido de aquellos instantes va al compás de ese vacío que te carga de alivio cuando no tienes el peso de la dependencia de un amor casi surrealista. Pero la conexión que el aire transmite al contactar las lenguas, da paso a un nuevo intento que cae como una gota de lluvia al suelo. Y destrozándose en mil pedazos, se regenera cada vez que sale el sol. 
Y es que aunque ninguno quiera verlo, aunque ahora mismo mi sombra se esconda debajo de tu cama, hay un calor hogareño cuando nos volvemos a encontrar, cuando ninguno quiere mirar el reloj, cuando ninguno quiere permitirse volver a la realidad.
Así que dime, cuántas pueden tocarte y mirarte de esa manera sobrenatural, esa en la cual sus ojos se dilatan porque encuentran el origen de todo en cada pequeño gesto de tu rostro, en cada paso que das o en cada media sonrisa que intentas evitar.
Dime si un día alguien podrá romper el hechizo que nosotros mismos creamos, pues estamos hechizados por un sentimiento tan real, que desaparece con la brisa de la mañana y el frío de la noche. Y que desapareciendo, sigue presente en ese lado de la cama donde otras se acuestan pero no te miran de lado de esa forma que te sacaba esa tierna sonrisa.
Alegrías que transportan otras personas te hacen fijarte en otras aspiraciones, y tal vez la antigüedad de lo vivido no pueda compararse con la evolución del momento, pero siempre tropezamos y caemos por voluntad propia en el mismo sitio, en los mismos brazos, en los mismos besos. El enamoramiento es una característica propia del ser humano, pero todo lo que se viene un día se irá, hoy intentas decirme adiós mientras un nuevo saludo se come mi labio superior. No siempre lo bueno persiste en serlo, y rara vez lo malo es sano. Pero esa rareza es lo que mantiene la esperanza en venenos que son la felicidad para gente que debería pero no se deja ir. 
Y si para ti ya nada es lo mismo, tal vez el cristal que balancea sobre mis lagrimales no cesen ni hoy ni mañana, pero sé que aunque ahora no lo sepas, no quieres dejarme ir. La ceguedad inevitablemente me convierte en patética, pero dejo de serlo un rato cuando me susurras sin abrir la boca lo mucho que me necesitas, lo mucho que me has echado de menos. 
Ahora no lo ves pero muchas pieles sudan y se revientan contra tu nombre en ese lado derecho de la cama sin que ninguna caiga rendida encima de la tuya y duerma apaciblemente al compás del ritmo de lo que sabemos que está y no queremos reconocer: esa unión más fuerte que cualquier historia contada o por imaginar, ese sentimiento denominado amor. 
Ahora no lo ves, pero lo verás. Sea pronto o, demasiado tarde. 
Si logras marcharte, cierra la puerta de golpe y vete con ella, de la mano fuerte para que no te deje ir. Pero medio brazo sigue aferrado a mi hombro, permitiendo que caigamos en algo desconocido pero evitando el duro golpe que nos podemos llevar. Y, ahí se encuentra el problema, en tener miedo del dolor que puede producir un golpe que no abre heridas, sino que las hace sangrar de forma descontrolada para poderla cicatrizar de forma conjunta, de forma en la que ese lado de la cama se encuentre intacto con el olor de mi champú y lleno de besos apacibles, pausados, y llenos de paz. Dando pases hacia delante aunque antes demos dos hacia atrás.
 Muchos opinan que una forma de suicidarse es esa, recuperar lo que está medio muerto, pero no conozco una forma más bonita de demostrar que hay amores incondicionales, que no todas las personas que se quieren se olvidan realmente, que no todos los amores están perdidos de forma eterna, que no toda la confusión y facilidad que se deposita en un nuevo día "sin ti" sirve para algo, que el destino no existía hasta que encuentras a ese alguien que tampoco pensaba en su existencia y de repente, todo cobra sentido. Porque de repente es ese alguien el que lo hace todo diferente, aunque primero te cause dolor, se vaya o no venga en el momento adecuado. Y es esa diferencia la que te permite amar con fuerza a la misma persona que dejaste de hacerlo, aunque antes hubieras aprendido a dejarlo estar.
El amor es ese lado de la cama cálido que, por muchas personas que pasen, no te abrazarán el alma y la vida de la misma manera.  Es esa persona que te hace sentir más que un amor potente, un sentimiento totalmente distinto que te hace débil y fuerte a la vez, que te hace único y realmente te vuelve loco, superando esos amores que te llegan al corazón. Porque este no se apodera de él, simplemente, lo atraviesa en sus brazos. 



Bea Morales Fernández

domingo, 22 de febrero de 2015

La tranquilidad se quedó sin preguntas desde que tu cintura rozó la palma de mi mano.
Las dudas atravesaron un trance silencioso, quedando a un lado cuando tus labios besaron los míos.
Ya no era lo mismo dentro de la comodidad del deseo que se surcaba bajo sábanas, pero todo era como siempre cuando tu piel se apegaba la mía como si fuera una sola.
No quieres viajar más allá del éxtasis, y yo quiero adentrarme y visitar cada parte de tu alma.
Qué hacer cuando caer en picado es realmente a lo que quieres optar.
Qué hacer cuando estamparse contra el abismo es demasiado dulce si el motivo eres tú.
Como una rosa marchita, la belleza de un amor destruido es la luz de un oscuro túnel denominado dejarte ir. Y por miedo a que no sepas volver, me agarro a tu pecho sosteniendo así cada latido de mi corazón.
Las preguntas sin respuesta se enamoraron de suposiciones, dejándose ir en medio del placer que daría lugar a sueños imprecisos después. 
Sin ser dos, somos uno. Sin querer nada lo quisimos todo, y en el sombreado de la habitación, dos amores profundamente pasionales se aman sin poder sujetarse cuando se llega al final. Porque cuando todo acaba, realmente no queda más. Tú me sientes pero no pretendes quedarte conmigo, y mis dedos rozan la meta sin ni siquiera haber atravesado la mitad del duro camino que tal vez no tenga final.
Perdición indecisa que me mantiene viva, deseo letal que asesinó mi vida para resucitar en un cielo que se mantiene por horas, hasta que la luz del cuarto se vuelve a encender. 
Hasta que tú, sin realmente desearlo, finges quererte ir. 

Bea Morales Fernández

miércoles, 11 de febrero de 2015

Temo la soledad absoluta por el mero hecho de creer con ella en una ilusión perdida.
Temo mirar atrás y ver tu figura borrosa en la fina línea de mi abismo.
Temo, y realmente sigo temiendo temer tus recuerdos...
No estás y es la marca del adiós lo que frena mi siguiente saludo; y es que realmente la identidad de un amor huérfano es lo que me da vida.
Con la locura de la esperanza vacía, sigo intentando contemplar una posibilidad.
Y es así como se ve la perdición del no saber afrontar las despedidas de lo que creíste que no podía tenerla, de lo que consideraste eterno en la efímera existencia.

Bea Morales Fdez

domingo, 1 de febrero de 2015

Aprender de la desgracia de un adiós

¿Sabes esa loca necesidad de llamarte? De preguntar como estás, de poder escuchar tu voz.
¿Sabes cual es esa sensación que sientes cuando ves a la persona que quieres en tu simple imaginación? Sin poder llegar a rozar la realidad.
Supongo que las cosas tienen siempre un final que no podemos evitar, que a veces por mucho que cambien las cosas el dolor sigue haciendo acto de presencia dejando paso al olvido y desterrando al amor.  Supongo que es inevitable sufrir esa etapa de "ni contigo ni sin tu recuerdo". Y daría cualquier cosa por una mirada tuya, por un beso suave de nuestros labios o de escuchar tu risa para poder grabarla en mi mente para siempre. Pero las cosas no son así. 
Por mucho que duela, hemos de mentalizarnos de que hay personas que por mucho que amemos no volverán, ni siquiera algún día; que esperar su vuelta solo trae desgracia porque son simples deseos que se convierten en expectativas ficticias. 
Es difícil dejar ir algo que tú mismo perdiste, es difícil hacerse a la idea de que esa persona seguiría en tu vida si las cosas no hubieran salido como salieron. Pero plantarnos en la soledad tras esa ausencia inevitable,  nos hace aprender a ser mejores y a prosperar, y aunque esa persona nunca lo vea por sus propios ojos, lo importante es que lo veas tú. 
Habrán momentos donde te sentirás terriblemente débil porque esa persona con su solo acto de presencia nos llenaba de fuerza; habrán instantes donde necesites estar solo o llorar para poder seguir caminando sin esa compañía; y habrán segundos donde comprendas que lo eterno del dolor es realmente pasajero. 
Es verdad que esa persona no volverá a mirarte con los mismos ojos, no volverá a abrazarte, y no volverá a compartir los aspectos de su día a día contigo. Y, sin embargo, eso debe darnos un empujón para que el día que realmente hayamos superado una relación, no volvamos a cometer las mismas fatalidades que rompieron un corazón. 
Puede que pase mucho tiempo hasta que dejes de recordarlo, hasta que el recuerdo deje de doler, hasta que dejes de necesitarlo o de imaginarte una vida al lado de una ausencia más que evidente; pero todo pasará, y aunque te olviden primero, lo importante es que pensemos en que cada personalidad maneja sus sensaciones y emociones de diferente manera, y en este mundo, uno debe cuidarse a si mismo; compartiendo su mundo con el de otro cuando llegue el momento, y aprendiendo que cada destino es un camino y cuando estamos con una persona, es clave no apoderarnos del camino del otro, sino compartir experiencias sin pisar al otro, solo disfrutando del gran sentimiento que es el amor.
Ahora se pasa por un terrible atardecer lleno de oscuridad, pero cuando uno menos lo espere, la noche se volverá una nueva mañana para saborear la oportunidad de caminar nuevamente por mares y lugares inexplorados por la esencia de uno mismo. 
No pienses que lo superarás, vive las emociones que debas percibir; así, lo que ahora mismo tanto amas y ya no volverá, se irá por su propio pie. Lo fundamental es quedarse con lo que se tuvo y aunque ya no vuelva a estar ahí, se experimentó y se aprendió de la gran fortuna de la desgracia de lo que significa un adiós. 

Bea Morales Fdez 

lunes, 19 de enero de 2015

Las dudas se perdieron de camino a tu ombligo. Olvidé mi nombre y mi procedencia cuando me agarraste la cara entre tus manos.  A día de hoy, continúo por las calles intentando recordar donde tropezamos, y aunque nunca la respuesta vendrá de tu boca, tus labios siguen interpretando lo que quisiera escuchar, lo que quisiese vivir, rebobinando por completo la cinta de una historia finalizada en cotidianos sueños.

Bea Morales Fdez

miércoles, 14 de enero de 2015

"Quedaron tantas cosas por decirnos, tantas promesas por echarnos en cara y tantas lágrimas por soltar. Quedaron tantos abrazos sin dar, tanta pasión desfogada en la imaginación. Y quedaron tantos insultos por gritar, que ahora, sin nada que decir o hacer, cae la totalidad de lo que pudimos darnos y jamás quisimos demostrar.
Lloro sin lágrimas como si eso fuese posible, y así es. 
Y es que tú y yo vivimos la peor historia de amor que se puede construir, y tal vez ese sea el único motivo por el cual me enamoré completamente de ti. Y tal vez esa sea la única razón por la cual mi cabeza no razona si no imagina tu risa cerca de mi cuello, tus manos sobre mi cintura y tu mirada sobre mi alma. Y tal vez, tan sólo tal vez, la inmensidad de tanto amor me arranca el corazón por ese motivo, por amar con rabia la huella de tu ausencia".


Bea Morales Fdez

sábado, 10 de enero de 2015

"Nos quedó tanto por decir.
Creías que era una ilusa por la frialdad que mostraba, y tan solo fue el miedo de asimilar todo lo que me había permitido amar.
De observar, de observarte.
De escuchar tu risa, de perderme en tus iris, en sentir por milésimas de segundos tus caricias serenas, tus caricias que me cortaban la respiración cuando se volvían rápidas y frenéticas.
Queda tanto por decir, que ya se esfumaron las posibilidades y desaparecieron las palabras.
Provocamos el efecto contrario que los demás, y por eso fuimos tan intensos e insensatos.
Ambos sabíamos a donde llegaríamos, ambos nos permitimos el lujo de tropezarnos con la realidad.
Y cuando el alba de los pocos recuerdos que se hospedan todavía se queden al límite del horizonte, por favor no te olvides de mí.
Tan sólo recuerda por un instante, que en silencio te amaré para siempre".

lunes, 5 de enero de 2015

Como si de un segundo se tratara, el tiempo no espera por nada ni nadie.
Como el viento, arrasa por donde pasa sin ser visto.
La espera deriva de su nombre, más no se relaciona con ella.
Así de simple es la vida, tan complicada desde que el hombre se dio cuenta de su existencia.
Sin opciones a miramientos o quejas, lo que hoy posees tal vez mañana ya no esté. Y seguramente lo que más temes, se de con la seguridad  con la que otras cosas no se terminan por cumplir.
Mas la culpa no es de nadie, tan solo ocurre que las cosas tienen un momento y el encariñarse con la fugacidad de lo que nos rodea es lo que nos hace humanos, es lo que nos hace amar.

Bea Morales Fdez

sábado, 3 de enero de 2015

En el frío de la madrugada el calor del sol lo encontraba en la curva de tu sonrisa. En tus cariñosos abrazos y en el gozo de los cuerpos. La prisión que quema y mata es aquella que en la soledad te asfixia. Recordándote que lo que más has amado, no volverá a amarte. Recordándote que su piel, pertenece ahora a otros dedos, y quien sabe a cuantos.

Bea Morales Fdez

viernes, 2 de enero de 2015

Mío, sólo mío

-Era mío, sólo y exclusivamente mío- susurra.
"Sin saber a que razones atenerme, compartíamos un mundo que se desmoronaba en mil pedazos cada vez que nos abrazábamos. Pero, ¿qué mas daba? Yo sabía que no funcionaría, que un día tras tanto amor jurado, te marcharías de casa, una casa llamada mi vida. Teníamos todo a favor y a la vez, en contra. Tú eras demasiado fuerte, tan fuerte, que no me dejabas entrar en tu debilidad; y yo pecaba de cobardía, de una cobardía tan extrema que entre beso y beso, soñaba con abandonarte. Éramos un amor raro, extraño, confuso y muy apasionado. Tú me jurabas amor eterno, yo te sonría y te prometía lo mismo para hacerte feliz. ¿Supe alguna vez que tú eras todo lo que necesitaba?
Supongo que mediante el contacto de nuestra piel, imaginé una vida a tu lado. Imaginé que cada día llegabas a mi vida de nuevo y me enamorabas como el primer día. Pues sin saberlo, caí profundamente en desgracia desde que cruzamos la mirada por primera vez. Y cuando digo desgracia, me refiero a enamorarme como una perra. Una sucia perra que en la cama era todo lo que querías que fuera, sobrepasando los límites permitidos con tal de oírte gemir mi nombre. Eras tan apasionado, eras tan fugaz que con un sólo orgasmo ya me enamoraba con más fuerza de tus sentidos. Eras una droga que se volvió adicta desde que admití para mis adentros que era drogadicta a tu perfume, a tu sonrisa, a tus manos.
Nunca nos dijimos te quiero, nunca hizo falta. Y cuando lo hicimos, era tras desfogarnos y por aquel entonces no era válido, es lo típico que se dice cuando te dejan complacido de una forma tan bestial que no sabes que decir salvo: "oye, has estado espectacular". Ninguno supo frenar, y sin frenos tuvimos múltiples heridas y rasguños que curábamos volviendo a la misma sábana tras follarnos a otras personas, sin sentir absolutamente nada por ellas. Dime, ¿cuándo supiste qué me amabas?
Creo que nunca lo supiste, pero eres tan culpable del desastre como yo. Como perros nos enamoramos como dos locos que no pueden vivir el uno sin el otro. Y ahora, en soledad, tan sólo por el orgullo que nos ha condicionado la vida ninguno llamará al otro, ninguno aún extrañándonos parará la locura e irá a buscar al otro, sólo nos recordaremos masturbándonos, durante varios minutos, o media hora, qué se yo, depende del día que llevemos.
Contemplo la calle, y me siento completamente vacía, te has ido, y esta vez para siempre. Te has ido y te has llevado mis mejores sonrisas, mis mayores ilusiones, mis gritos cuando llegaba al maldito y espectacular orgasmo; y también aunque ninguno lo asimile jamás...mi gran sentimiento llamado amor. Ya no queda nada que decir, cada uno hará su vida y se follará a mil cuerpos con diferentes caras y vidas; ninguno hará preguntas, solo se limitará a responder y quien sabe, tal vez nos enamoremos de otra, u otro en mi caso, subnormal que esté dispuesto a aguantarnos.
Pero nadie te va a saciar como yo, nadie te va a sacar tanto de quicio y a la misma vez unas ganas tremendas de hacer el amor como lo hizo mi persona. Nadie va a llorar tantas veces y te va a decir tantas injurias para quitarte la ropa y comerte a besos después. Nadie va a sentir un amor tan fuerte y tan enfermizo como lo que sentimos tú y yo.
Bajo mentiras creamos una verdad que por miedo, dejamos estar. La nada nos acoge, y otras vidas vendrán, y en el silencio de la noche, observo como nuestra historia sin final, inevitablemente lo tendrá.
Eras mío, mío, mío joder mío. Y yo era tuya, sólo tuya. Da igual con cuántos me dejara ir, con cuántos me dejase hacer, abrazar y complacer. Tú y yo sin quererlo, quisimos. Tú y yo sin poder evitarlo, creamos un universo que ninguna experiencia anterior pudo destruir o asemejar. Siendo el uno para el otro, los dos nos dimos la espalda, y sabiendo que pudimos tenerlo todo, preferimos conformarnos con nada".

Bea Morales Fernández