miércoles, 1 de julio de 2015

Cobardes

Y, me corro.
No pude más, había aguantado demasiada presión. Quería destrozarte mediante palabras y golpearte con la ignorancia, pero me corrí como nunca. Y corriéndome, sigues un ritmo insaciable donde intentas sacar de mí hasta el último aliento que no puedo darte. Me obligas a mirarte mientras me voy y con esa mirada que un día me enamoró destrozándome, tú también te corres. Pero te levantas y con una sonrisa me das la espalda, esa que tanto amo abrazar. ¿Esto es amor? ¿qué haremos ahora que no sabemos ni podemos parar?
Y, aunque sé que el principio de todo es la nada más absoluta, los dos somos dos yonquis masoquistas que necesitan correrse encima del otro y dejar todo fuera: el alma, las dudas, las excusas, las palabras que nunca nos decimos, las ganas...sobre todo las ganas. Hoy me despido de ti, y aunque mañana volveré porque tú jamás cierras la puerta para mí, hemos de parar algo que sin frenos no tiene cabida, y mientras preparo dichas palabras y me lleno de valor para decirte que hay alguien más y que de verdad lo tuyo no es amor y lo mío se está convirtiendo en obsesión...me corro, te corres, y el silencio más absoluto nos hace el amor sobre el sudor.

Bea Morales Fdez 

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