domingo, 17 de abril de 2016

Te veo.
Te veo lejos y, sin miramientos,
temo perder lo que aspira a desaparecer.
Somos vulnerables por la emoción
que trepa sobre nuestros muros,
y, como un latigazo, susurra...
Susurra que ni yo soy para ti,
ni tú serás para mi realidad una verdad.
Jodidamente, así es el amor.
Y tú.
Y yo.
...

Y tú y yo
jugamos al escondite aun a sabiendas
de que ya nos cogieron por la espalda.
...

Te veo y, sin pretensiones, te recuerdo
en la luminosa oscuridad y en la oscura esperanza que,
en silencio, atronó al momento en que nos dejó cuerdamente sin sentido.

Beatriz Morales Fernández 

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