miércoles, 8 de febrero de 2017

Te extraño, letal contradicción. 
Besar tu ambigüedad desataba todo mi descontrol; eras tan hermosa en sus besos, apenas concilio el sueño cuando noto que me haces falta. Acaricio tu ausencia como si de un sentimiento frágil se tratase, escucho tu voz en el silencio más absoluto de tu partida y mientras entierro el dolor en el parterre de los sueños rotos, apareces en el reflejo de lo que soy hoy para memorizar tu figura en mis fracasos más sentidos. 
No me olvides, adóptame como puro masoquismo. Domestica a tu extrañeza para que descanse con la mía en el lugar donde nos conocimos, acostúmbrate a los intentos fallidos y, sobre todo, ámame cuando menos debas porque solo así hallarás las respuestas que buscas y me encontrarás a mí, apoyada a tu espalda mientras miras hacia otra dirección como en aquellos tiempos donde las dudas nos vestían el camino. 

Beatriz Morales Fernández 

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