jueves, 6 de abril de 2017

Filosofía nocturna

    No siempre podremos conseguir lo que queremos, a veces el camino del fracaso o de la desilusión nos hace crecer, sobre todo cuando evitamos caer en la enajenación y en el odio hacia todo aquello que sintió tu corazón. Lo más sabio es limpiarse el aura mediante un baño con la vida, con la experiencia y con la cicatrización de heridas que te abren otras muy distintas y, a la misma vez, sentidas de forma que ni imaginaste volver a sentir. 

    No permitas que lo que ayer te hizo llorar, hoy te provoque lágrimas en vano. Hay que aceptar, mas no familiarizar, la pena para poder darle paso a la felicidad, para comprender todo lo que un día decidimos no ver: el camino lo conforma uno mismo, lo demás viene solo. Lo que se añade a ambos lados de tu caminar serán la añoranza por lo que fuimos y la esperanza por lo que seremos.

    No dejes de amar ni un solo segundo porque, cuando menos lo creas, todo lo que proyectas hacia fuera vendrá hacia ti y construirá sueños que, a día de hoy, no te has atrevido a desear; desarrollará habilidades de las cuales no te creías capaz; y te abrirá el alma de tal forma que sabrás crear mundos escondidos en el cuerpo que arrope tu calor y en el amor que te brindan tus ángeles, es decir, las personas que aprendieron a quererte y te enseñan a hacer lo mismo mediante el reflejo de su querencia hacia tu identidad.

Beatriz Morales Fernández

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