domingo, 26 de abril de 2015

El arte de perdonar

Hace tiempo, hace mucho tiempo, aprendí a caer.
Aprendí a fallar, a crecer. Y, fue contigo con quien más crecí. Fue con tu negación y afirmación en forma paradójica creando un adiós. Fue con tu decepción, con lo más humano que he visto. Contigo aprendí a perdonar, a perdonarme a mí misma; aprendí a gritar en silencio todo lo que callaba por miedo a hacer ruido; aprendí a llorar sin lágrimas tras llevarme un golpe; aprendí a valorar a destiempo lo que se debe cuidar a tiempo; aprendí a abrazarme en un vacío inevitable; aprendí, a ser yo misma.
Nada queda y todo fluye. En la vida nos vamos a encontrar con mucha gente que nos quiere ver caer por aspirar a lo más alto; a gente que nos ama por todo lo que podemos lograr; a gente que decepcionamos porque somos demasiado humanos; a gente que nos levantará y nos tirará al mismo vacío; a gente que vendrá y se irá. Y, si algo he aprendido es que la vida es mucho más simple de lo que pensamos; y, no siempre podrá sujetarnos porque somos nosotros mismos los que le damos a ella su margen de existencia, sea del tiempo que sea.
Aprende a amarte, a cuidarte, a no tener miedo a estar solo, porque este mundo solitario siempre nos acogerá para vivir en multitud y comunidad. Aprende a dejarte ir, a ser parte de algo nuevo y diferente. Pero, sobre todo, aprende que no podremos contentar a todo el mundo, y que un día, fallaremos y nos fallarán; y la manera más hermosa de avanzar y ser feliz es aprender a perdonar.
Perdona, perdónate, y te aseguro...que la alegría invadirá las paredes de tu corazón.
El arte de perdonar no es tarea fácil, pero lo que más cuesta en nuestro camino es lo que más nos enseña, nos hace sentirnos vivos y nos hace eternos.

Bea Morales Fdez

sábado, 4 de abril de 2015

Solo necesito que me abraces

"Solo necesito que me abraces.
Que aparezcas por detrás y sueltes todo lo que te atraganta en mi cuello, que cierres los ojos y sientas como la armonía de las dubitaciones desaparece del aura que imaginaria construimos. Sólo te pido unos minutos para que me mires y puedas ver lo que mi corazón es incapaz de decir, de lo que no se siente preparado para poder afrontarlo. Tengo miedo, tengo tanto temor, solo necesito que beses todos mis errores y los destruyas con nosotros detrás. Quemémonos y perdámonos de este mundo que tal vez no será nunca capaz de entendernos, de comprendernos. Las indecisiones y las circunstancias de la vida no permiten la labor de sacar nada en claro, y es por ello por lo que te invito a dormir despierto en mi pecho, permitiéndote soñar con los ojos abiertos, olvidándonos de quienes somos y de quienes nos rodean mientras te acaricio el cabello, donde nada más hace falta.
Solo necesito que me agarres los brazos y me atraigas hacia ti.
Que camines aun dubitativo pero firme, con pies de plomo sin esperarlo todo pero sabiendo que llegará, que soy capaz de ser tu fortaleza, la que a veces perdemos en el camino; que soy capaz de ser un rayo de felicidad cuando llueve en tu corazón; que puedo protegerte de ti, de mí, de quien sea; que mi meta es sostener la esencia conjunta que jamás morirá, porque estemos donde estemos, tras destruir lo poco que quedaba, sigue habiendo algo que resiste, sigue palpitando una respiración en una habitación cerrada, con la llave para abrirla perdida en tu cuerpo. Y es ahí donde quiero ir, donde deseo escalar y balancearme: en tu pecho cada amanecer y en tu boca cada atardecer; en tu risa cada mañana y en tu serenidad cada noche.
Solo necesito que me abraces, sólo necesito que estés aquí, porque aunque no lo sepas, realmente te amo más de lo que me imaginé, y tengo muchísimo miedo, temo perderte y perderme en ti para siempre, porque si no vuelvo a la realidad, sé que te habrás ido sin capacidad para volver. Por eso, solo necesito que creas en esto, en que el destino no fue tan cruel y nos unió sólo para sufrir en convivencia, sino que también lo hizo para convertir nuestras heridas y quemaduras, en un hogar cálido y eterno, donde habita un sentimiento que limpia y ensucia tu vida aferrada a la mía, y la mía a la tuya.
Solo te necesito aquí creciendo y empequeñeciendo, solo te necesito ahí, a mi lado, como el primero en robarme lo que quedaba de mí y el último en hacerme sentir la dicha de cumplir un imposible: poder estar juntos y fusionar distintos caminos en dos sonrisas acompasadas por un mismo latir".

Bea Morales Fdez