jueves, 27 de octubre de 2016

Tragedia francesa

La nocturnidad muestra dos almas que se complementan en locura y que duermen en camas separadas llenas de lejanía, de recuerdos pertenecientes a la incertidumbre del abismo nocturno. Unión de cuerpos enajenados, elixir de besos con cierto sabor francés, en sus heridas profundas arde el fuego de lo prohibido y el infierno que complementa su poesía. 
Ahí van dos malditos, les dirán, mas nadie entiende realmente el valor de lo que se tiene, aún con la sensación de huida en el ápice la lengua, si no ha sentido ese dolor dichoso que te sumerge en las palabras y te permite crear un arte poético grandilocuente, pues el artista se hace cuando lo que entreabre su boca es la reflexión.
Al final, su poesía no solo estuvo en versos navegantes que surcaron la historia literaria, sino en la profundidad que tiene probar la dicha que erróneamente engancha al gusto; y en amarse más a sí mismo tras, primeramente, regalarle mundos desinteresados al amante, al cual lo llevan a amar de forma carnal o en nostalgia maquillada de recuerdos. 

Verlaine y Rambaud. 
Rambaud y Verlaine. 
Dos universos en un mundo con imposibilidad de síntesis, dos corazones que se buscan en lo incierto.

Beatriz Morales Fernández 

martes, 18 de octubre de 2016

Veneno en forma de "te quiero" barato,
sentimientos encubiertos de orgasmos,
idealización cegadora, 
realidad macabra.

Amores de un instante 
que parecían de por vida,
deseos concretos en el baúl 
de lo que carece de importancia.

Ruido acosador ante la soledad necesaria,
oscuridad aterradora que baña el alma,
desgarros de ilusión 
ante promesas fracasadas. 

Ganas de amar y ser amada,  
pero mejor hacer poesía,
algo menos inefable parece, 
permite colorear la grisácea esperanza.

Beatriz Morales Fernández 

martes, 11 de octubre de 2016


Mientras el gozo musical taladra las paredes, mi desasosiego se pierde en la multitud; surcando cuerpos, observo ojos que no miran a nada, mentes que no piensan en nada, juventud que no vive lo que es realmente la vida. Víctima más, comprendo que querer a un cuerpo es amar el cadáver de la persona ausente que despertó otras ganas en ti pero que quedaron en cenizas desperdigadas. Ahora es cuando realmente entiendo que los fuegos que se encienden no se apagan nunca, pues se quedan anclados en otros sitios por miedo a hallarse solo. 



Beatriz Morales Fernández 

Las luces de la ciudad en su nocturnidad son más hermosas cuando dejamos que sean nuestras ganas las que recorran cada calle y su historia; ¡hoy suena tan bonita la fuente que acaricia la espalda de la Catedral de Santa Ana!
Prosigo mi camino y me pierdo en las esquinas donde seguramente tú te encuentres pero en otro lugar; y me pregunto como estarás, si la vida te trató bien, si puedes convivir con la melancolía molesta que a veces empapa de frío y muchas otras te acalora en la desnudez de tu esencia. Hoy me pregunto muchas cosas pero, sobre todo, saboreo la cuestión de si de tanto preguntar, nos hemos olvidado de vivir allá donde se nos ha permitido juntar los pedazos rotos que tanto nos negamos a recoger. Así que hoy tendrás que perdonarme porque voy a dejar las preguntas a un lado y voy a ordenar este revuelo caótico y surrealista que ha empapado mis días en una neblina difusa que se sujeta a mis talones.
Hoy me voy a permitir el lujo de no pensar, de vivir por mí, luego hoy voy a quererte más que nunca, pues me abrazo a la nada contigo, tú allí y yo aquí, tú desde lejos y yo desde tan cerca, tú presa de mis idas y venidas, yo buscando algo que no consigo hallar: paz. 

Beatriz Morales Fernández 

domingo, 9 de octubre de 2016

Mientras me acaricio la mente con memorias obsoletas, me dieron ganas de abrazarte y tocarte el cabello como si morir significara aspirar todo lo que constituye tu ser. Mas cuando ya no miras ni hacia atrás ni hacia delante, yo sigo en perpendicular a tender mi mano sobre la tuya y beberme cada lágrima perdida por una sonrisa de tus fauces, esas que devoran mis tardes en trances sin sentido y que se comen las esperanzas de tener lo que nunca se sostuvo porque solo en mi cabeza se construyeron mundos vanos y gloriosamente arruinados.

Beatriz Morales Fernández 

viernes, 7 de octubre de 2016

Una mañana temprano, te alzarás y contemplarás la somnolencia en tu rostro; te preguntarás que día es, qué hora, qué te deparará la jornada; prepararás algo ligero para silenciar tu estómago y comenzarás a marchar de la mano con el tiempo y su insaciable prisa. Esa mañana tras vestirte, asearte y atarte los zapatos, volverás a la cama y le acariciarás el pelo mientras tus labios en un hermoso y silencioso descenso rozan los suyos, le susurrarás la cantidad de tu amor y la plenitud inundará la habitación antes de salir. Y mientras la has rozado, hablado, amado, abrazado, comido...no te acordarás de mí. 
Mas, muy a mi pesar y en el fondo tiernamente agradecida, sé que si el olvido se hospeda en nuestras memorias, si te llena la existencia, sabré que esa es la forma más bonita de recordarme. 

Tu felicidad; la mía. 

Beatriz Morales Fernández 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Practico el abandonismo
desde que los pétalos de mi vida 
comenzaron a caer sobre una inefable,
infame y dura desesperanza.

Practico el abandonismo
desde que los trozos de mi alma
se dispersaron
con el devenir de las cosas. 

Beatriz Morales Fernández