miércoles, 26 de febrero de 2014

Entre ellos surgió un mundo que sólo entre los dos podían sentir, tanto juntos como lejos.
En una vida llena de cobardía, codicia, y poca misericordia; el amor pierde sin haber empezado a luchar.
Pero entre los dos la guerra finalizó con un beso.
Una caricia que sin nombre ya no se pudo olvidar.
Un abrazo que envolvía el miedo y lo tiraba a la esquina de la habitación.
Viajaron por todo el planeta en una sola tarde, se amaron intensamente hasta que no pudieron más.
Hasta que el día se marchó para dar paso a la oscuridad acompañada de la soledad.
En un mundo lleno de diminutos instantes que se desvanecen, ellos inmortalizaron uno.
Quedándose estático, sin necesidad de borrar.
Con ganas de más en el corazón y con un amargo adiós en unos labios sedientos de la capacidad no dada para amar.

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