viernes, 19 de mayo de 2017

El verdadero amor de nuestra vida

      El amor de una madre es tan inmenso que ni siquiera metaforizándolo llegaríamos a entender el alcance de tal devoción. Una madre es la reencarnación del sentimiento que produce el tenerlo todo a pesar de la ausencia de muchas otras cosas. Porque madre hay solo una y es esa plenitud que colorea el vacío de las paredes del alma. 

      Tu humanidad es el reflejo de su corazón y solo sus abrazos transmiten la sensación de estar en casa incluso cuando no tienes hacia donde ir en otras cuestiones existenciales y vivenciales. No desaproveches la oportunidad de amarla, demuéstrale tu querencia porque así le das vida a una vejez que se vuelve pletóricamente joven al escuchar esas dulces y suaves palabras que provienen de la vida que engendró: "te quiero, mamá". 

      Una madre es la esperanza que encuentras en la perdición de las habitaciones de tu casa, es la memoria de la madurez que muchas veces perdemos por sentirnos más humanos que seres, es la dicha dentro de la amargura y es el mayor regalo que la vida te dará. Una vez me enseñaron que hay que agradecer todos los presentes que nos otorgan, por eso cuando te miro, mamá, lloro de júbilo en mi interior y grito de orgullo en silencio por tenerte, por haber sido tan afortunada de ser tu hija. 

Beatriz Morales Fernández

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