martes, 3 de diciembre de 2013

A día de hoy, seguimos anclados en un extenso egoísmo. 
Un egoísmo que se corroe de la envidia, de la venganza y de la falsedad.
Actualmente, tan sólo yendo por la calle te encuentras copias que hablan de lo mismo y visten de la misma forma. ¿Dónde quedó la personalidad?
En estos tiempos, la gente llora porque lo dejó su novio y cree que es el fin del mundo. Y yo me pregunto, ¿de verdad hemos llegado a estos extremos?
El mundo acaba cuando no tienes que comer, cuando te mueres de sed y no tienes agua para poder saciarte durante días, cuando violan a una mujer, cuando se muere un ser querido, cuando una enfermedad te condiciona la vida...Y con esto sólo quiero decir qué deberíamos valorar más lo que tenemos y enorgullecernos de quien somos.
No comportarnos como egocéntricos cuando los demás dan más por ti que tú mismo.
No clavarle el puñal a quien te dio la mano.
Y, aprender de los errores.
Saboreando la vida y dándonos cuenta de lo ciegos que estamos cuando anteponemos problemas que tienen solución frente a otros como las enfermedades terminales, las guerras o cuando el vecino se muere de hambre.
¡VIVE LA VIDA! No permitas que tus limitaciones te impidan avanzar.
No te conviertas en una persona que se vergüenza
 de los demás por la ceguedad que mantienen en su vida cuando tú eres el primero en estarlo.
En hablar y hablar, y no mover ni un dedo para hacer de este mundo algo nuevo y mejor.

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