martes, 27 de septiembre de 2011


Desde aquí, sigilos, leves voces, algo se oye.
Desde allí, alboroto, gritos de júbilo, de hambre, de satisfacción.
Las dos caras, la carta por delante y por detrás, ha sido modificada.
La engatusaron, le escribieron burla
Pero un dedo moribundo señala al cielo, lleno de polvo, sudor y lágrimas
Con un destino que encontrar
Y en la lejanía que desaparezca esa voz, esa que atormenta como una flecha clavada en el costado brotando sangre
Aunque ya la rosa derrame lamentos, y el valor se raja como si fuese un niño corriendo, y cae clavándose un alambre
Un chasquido mata la inocencia, otro aumenta la dureza
Y aquellas promesas de unión, se unen a la separación.
Con una gran sonrisa, sin ganas, pero útil para sanar.
Buscando la nada, soñando encontrar.
Tal vez la felicidad se basa en pequeñas cosas, o grandes momentos que se irán tan rápido como aquel pensamiento de que pesado el tiempo al marchar. Pero valdrá la pena.
Hay que admitir, que entender, que no todos los fieles no pecarán. Es difícil, pero lo fácil no causa emoción
Y que cuando más explores el mundo, menos obtendrás
Basta las miradas, un horizonte cálido y una experiencia de vida.
Poco a poco así, se procesa la felicidad.

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