sábado, 12 de diciembre de 2015

Todos necesitamos creer que un día saldremos de casa y nos pasará algo extraordinario que cambiará nuestra vida. Buscamos y buscamos, miramos por todos lados y aún así no ocurre nada. Y es en ese tránsito de duda cuando, en mi caso, abro los ojos y comprendo que esperar algo de la vida es sentarse a dejar que no ocurra nada. He entendido que los pasos sin ninguna intención ni dirección son los que te llevan a la verdadera sorpresa; he comprendido que lo inesperado es lo que no piensas y he descubierto que lo que soñamos no es el verdadero objetivo de nuestro subconsciente, tan solo una aproximación más a lo que invisiblemente nos encanta.
Todo por una sencilla razón: lo que realmente queremos aún no lo conocemos.

Reflexión de una tarde

Beatriz Morales Fernández

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