domingo, 9 de enero de 2011

La meta de tu decisión frente al coraje que adquiriste se hace débil, como un lamento desgastado
Como una ola espumosa calentándose al sol
En un muelle apacible, sin prejuicios, miras con tranquilidad el huracán que se desata en ti
Le das a pausa un momento, dejas que tus piernas cuelguen sobre la madera
Escuchas más allá de la música, que los niños correr, que los adolescentes tirándose al mar
Oyes al corazón, el indeciso miembro que acorrala la persona de tu interior

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