jueves, 21 de abril de 2011

Parado en la frontera del amarte para satisfacer a la nada, suspiro.
Encuentro consuelo en tu sonrisa pasada. 
En tus manos contra mi piel.
En aquellas palabras al oído sin pensar en el después.
Ahora estoy siendo fuerte, ignorando lo débil que acabé en poco tiempo.
No puedo asegurar que certeza exacta voy a cumplir, solo sé que recorro tramos para volver a ser feliz.
Si el amor es como el sol, que amanece de manera maravillosa, que cae de manera melancólica.
Yo soy la sombra perdida del mar, el oleaje revuelto y la templanza de sus ondas.
Mañana despertaré con esas dudas que callaste sin prejuicios.
Pasado, las cerraré en mis labios.
Me ocuparé de caminar en terreno nuevo, en ese donde soy un desconocido, en ese, donde estoy lejos y puedas echarme de menos.

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