jueves, 10 de marzo de 2011

No te encariñes de las palabras, de esas frases bonitas que se convierten en pesadillas.
Adáptate al mundo, acéptalo a pesar del dolor que te transmitan los minutos.
Si las personas constituimos el mundo, la imperfección debe reflejarse en cada gramo de tierra, en los rayos del sol y los litros de agua.
En estos momentos cuando has caído en plancha, con dolor de estómago tras la caída, es aquí cuando no hace falta llorar ni reír, solamente mantenerse en pie y fortalecer tus músculos, sobretodo el central, el corazón.
Muchos serán tus admiradores con cartas reviradas.
Otros perseguirán tu logro por fascinación o escondida envidia.
Nunca sabrás quien te tenderá la mano para agarrarla en el abismo o tirarte cuando más positivo te veas.
Acepta que muchas personas viven un tramo de tu vida porque persiguen un mismo viaje con distinta parada.
Con un destino similar pero no cercano.
Trágate las lágrimas, escupe por los ojos toda esa rabia contenida o cortes de respiración que te producen las circunstancias.
Cada momento de estos, pelearán para derrumbarte y tú, entenderás que el juego acaba de empezar y debes tirar los dados para probar suerte de nuevo y adelantar al contrario.
Jurarán amor hasta debajo de las húmedas rocas del mar.
Y todos esos amores, se esfumarán como un suspiro dedicado a ellos.
Las promesas tómalas como enganches para tu persona, recuerda que son arrebatos de emoción.
Cuando te amen demostrarán que lo hacen más de lo que creías, que deseó algo eterno y el talante de ese amor se verá en su mirar junto la importancia que le de a tu risa, tus gestos e incluso tus  defectos.
Se fuerte como la marea al chocar.
Madura ante la inocencia.
Se indiferente cuando esos humanos que dicen dichas y burlas acaben bebiendo su propia medicina para ser curados.
Tus ojos son bellos, especiales, únicos, parecen copias, pero tienen un brillo idéntico a tu alma.
Levanta ese brillar cuando se empañen tus pupilas, cuando los nervios se te claven en la espalda, cuando la amargura te haga una visita. Solo déjala entrar que se sirva algo de vino y te cuente que es de su vida.Más tarde dile que ya es tarde y que tienes cosas que hacer, a mala gana se irá pero lo hará.
Por una vez, se persona y calla las demostraciones que tiras al enseñar.
Se, se una de ellas, de esas pocas y conocerás el sentido del mundo ante los que carecen de sentidos e inteligencia vital. 

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